viernes, 13 de enero de 2023

Mirta del Carmen Gaziano

Yo 

Yo, dueña de un ímpetu irrefrenable 
devoradora feliz del tiempo productivo 
de la música sensible
de la buena imagen y los libros. 

Yo, caminante, 
andariega por naturaleza, 
incansable 
de los trayectos de media sombra 
y de soles fulgurantes. 

Observadora del entorno y sus matices 
absorbedora de los alientos del viento 
y la intemperie 
de los cambios naturales y sus gentes. 

Yo, constructora de andamiajes 
de mixturas insondables 
de copiosas estructuras 
de torrentes de fructíferos vaivenes. 

Yo, arquitecta de torres de babeles, 
andando sobre corceles al galope, 
queriendo contagiar mis pareceres.

Confieso firmemente 
haber arremetido contra
la inocente tolerancia de la gente. 
Confieso un avance caudaloso 
sin barreras ni ataduras, 
un desborde afectivo en total abordaje amistoso 
sin que medien controles ni cautelas. 
Cotejo entonces 
comparo 
y comprendo 
que mi accionar pudo haber ocasionado 
un prematuro abandono a mi persona. 

Por el tumulto 
que sin pensar he ocasionado 
y que torpemente he producido, 
pido disculpas 
de no haberme arrepentido. 


La envidia 

Es muy fuerte, no puedo contra ella 
soy inmune a la influencia que produce su presencia 
y destruye la confianza de la gente. 

Sé que no puedo, 
que es fatal para mí su aparición insospechada. 

Me cuesta mucho darme cuenta, me despista 
nunca sé bien con quién estoy 
dónde y cómo ésta surgirá 
destruyendo lazos de confianza. 
No es posible detectar su apasionada impronta. 

Cuando creí haber logrado un buen momento
considerando haber hallado un nuevo amigo 
al siguiente se estropea, por la abrupta aparición de la maldita. 

¿Cómo hace para filtrarse entre nosotros? 

¿Cómo logra destruir tantos afectos? 
la ladina se entremezcla entre la gente 
y seduce con intrigas, con su labia, con mentiras. 

Destruirla quisiera, mas no puedo 
ignorarla tampoco, pues invade 
acorrala a los flojos, los inciertos, 
a los que tu afán les resulta insoportable. 

No quieren descubrir sus potenciales 
y la envidia los toma de rehenes 
les enseña estrategias y falsetes 
les aconseja sólo ver los errores cometidos 
en vez de rescatar lo positivo. 
Y cuando terminaron su tarea 
la opción es alejarse simplemente 
dejándote el corazón herido. 


Mirta del Carmen Gaziano 
Santa Fe, Argentina

2 comentarios:

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