Yo, dueña de un ímpetu irrefrenable
devoradora feliz del tiempo productivo
de la música sensible
de la buena imagen y los libros.
Yo, caminante,
andariega por naturaleza,
incansable
de los trayectos de media sombra
y de soles fulgurantes.
Observadora del entorno y sus matices
absorbedora de los alientos del viento
y la intemperie
de los cambios naturales y sus gentes.
Yo, constructora de andamiajes
de mixturas insondables
de copiosas estructuras
de torrentes de fructíferos vaivenes.
Yo, arquitecta de torres de babeles,
andando sobre corceles al galope,
queriendo contagiar mis pareceres.
Confieso firmemente
haber arremetido contra
la inocente tolerancia de la gente.
Confieso un avance caudaloso
sin barreras ni ataduras,
un desborde afectivo en total abordaje amistoso
sin que medien controles ni cautelas.
Cotejo entonces
comparo
y comprendo
que mi accionar pudo haber ocasionado
un prematuro abandono a mi persona.
Por el tumulto
que sin pensar he ocasionado
y que torpemente he producido,
pido disculpas
de no haberme arrepentido.
La envidia
Es muy fuerte, no puedo contra ella
soy inmune a la influencia que produce su presencia
y destruye la confianza de la gente.
Sé que no puedo,
que es fatal para mí su aparición insospechada.
Me cuesta mucho darme cuenta, me despista
nunca sé bien con quién estoy
dónde y cómo ésta surgirá
destruyendo lazos de confianza.
No es posible detectar su apasionada impronta.
Cuando creí haber logrado un buen momento
considerando haber hallado un nuevo amigo
al siguiente se estropea, por la abrupta aparición de la maldita.
¿Cómo hace para filtrarse entre nosotros?
¿Cómo logra destruir tantos afectos?
la ladina se entremezcla entre la gente
y seduce con intrigas, con su labia, con mentiras.
Destruirla quisiera, mas no puedo
ignorarla tampoco, pues invade
acorrala a los flojos, los inciertos,
a los que tu afán les resulta insoportable.
No quieren descubrir sus potenciales
y la envidia los toma de rehenes
les enseña estrategias y falsetes
les aconseja sólo ver los errores cometidos
en vez de rescatar lo positivo.
Y cuando terminaron su tarea
la opción es alejarse simplemente
dejándote el corazón herido.
Mirta del Carmen Gaziano
Santa Fe, Argentina
Me gustan tus poemas. Profundos, íntimos, gacias
ResponderEliminarMuchas gracias, Mimí.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos