miércoles, 13 de octubre de 2021

Hilda Augusta Schiavoni

La poesía y el poeta 
Una presencia intermitente 

Cuando muere un bardo, 
enmudecen los arpegios 
y un fuego se aquieta 
ante la barca de Caronte. 
La llama retrocede 
y se ubica en las antípodas de la Estigia 
donde poco a poco
se expande, 
se hace grande, 
se contrae en la inmensidad 
hasta encontrar el oído 
de un poeta recién nacido. 
Entonces, el fulgor se electriza, 
se entuba, 
se troca en melodía, 
penetra en su esencia 
y escribe los poemas, 
todos los poemas 
que silenció la Parca 
en un punto estremecido. 


Indio toba 

¡La gran pucha, indio! 
¡Qué negra tu suerte! 
Hoy también se agiganta 
la soledad de tu figura 
y la negrura de tu fortuna. 
Dicen… 
que tu pobreza 
infecta la ciudad, 
y allí, del Rosario, 
(Rosario soledad- 
Rosario calvario) 
te quieren desalojar. 
Quieren meterte al laburo 
para terminarte 
de matar 
porque dicen… 
que eso de artesano 
es maña y nada más. 
Indio, 
no dejes 
que te vuelvan a achurar. 
Permite que tu arte florezca 
en tu rosedal 
para que 
también tus manos
sostengan 
el viejo resabio 
de la creación 
de indios milenarios 
a quienes 
les sacaron hasta las crenchas
y ahora, 
por si fuera poco 
hasta tu concepción cultural 
quieren ultimar. 


Hilda Augusta Schiavoni 
Inriville, Córdoba, Argentina

3 comentarios:

  1. Hermoso poema para nuestros pueblos originarios. Aun siguen "los blancos" matando culturas milenarias. Y seguimos enajenados con una pseudo "cultura" de otros laboratorios.

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  2. Aquí encuentro poemas ambientados en dos geografías y tiempos distintos. Creo entender que el punto clave es el interés poético por la diversidad cultural.

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