¡Ah!, el puerto y el río
donde llegaron todos nuestros gringos.
Anclaron recuerdos, amores, mochilas
de penas ocultas a espaldas dolidas.
Por esas callejas
de lomas cayendo a orillas del muelle
fueron las primeras que subieron
lentos, a la expectativa.
Y entre ese damero
veredas ocultas, cansadas de silencio,
sembraron hogares,
lágrimas adentro.
¡Ah!, qué lejos quedaba
su puerto y el río,
qué lejos su patria,
su tierra, su cielo.
Arraigando amores,
cultivaron tierras, criaron los hijos
Y usaron su idioma, solo en oraciones,
solo en los sueños.
¡Ah!, lejanía oculta a todo recuerdo,
se empañan figuras entre nubes densas
de años y ausencias.
¡Ah!, qué triste está el puerto,
el río y el cielo, que en un lamento
despide a los hijos que parten sin miedo.
Curiosos añoran tierras misteriosas
de sus padres muertos.
¡Ah!, qué triste está el día
Camino al retorno, sin adiós ni besos.
América *
Tu abrazo abierto
al vuelo inaugural de las gaviotas
abarcó vientos de otros mares
en tu seno de madre nueva.
Fuiste pitonisa entre soles y templos
al augurar la conquista
mutua y eterna.
Esa conjunción de dioses
te dio la fuerza
de amamantar seres
con el agua traslúcida
de tus cuencas.
Y en el altar
de la roca más enhiesta,
un dulce punzón de río,
labró nombres
enhebrados a la piedra.
Nombres,
que la lluvia de los siglos
disfumó
entre cuencas tormentosas
y dejó olvidados
en cada acequia.
*Nota de la autora: Este texto forma parte de una serie de poemas
Haidé Daiban
Buenos Aires, Argentina
Hoy es un gran día para la poesía, segunda aportación que leo y segundo placer de la jornada que me crece dentro. ¡Gracias Haydee Daiban!
ResponderEliminarA menudo la poética de Haydé Daiban aborda el enorme tema del exilio y la desolación que significa la lejanía de la tierra natal. Sin embargo también expresa el asombro del 'transplante' a una nueva realidad.
ResponderEliminarGracias, Analía. Abrazos, Haidé.
Muchas gracias, Lina y Max, por vuestros conceptos.
ResponderEliminarMi abrazo