El tiempo clava su espada
silencioso y el pasado
se disuelve. Qué ha quedado
de aquella edad. Casi nada.
Solo esta débil mirada
y un nudo que ata mi voz.
Solo la terrible coz
de la nostalgia en el pecho
y un niño triste, maltrecho,
que huye sin decirme adiós.
Toda el agua del mundo
Ha pasado un hombre que ignora
la lluvia
el jadeo incesante del agua
entre las grietas
En el imperio del retiro
donde sobreviven los ausentes
el rumor de la lluvia es un fantasma
un fuego fatuo de la otredad que padecemos
Sólo los niños reconocen que afuera llueve
que hay un mundo que estalla entre
las nubes
cuando pasa el relámpago rasgando
las cortinas de la tarde
Ha pasado un hombre con los ojos cerrados
las manos extendidas hacia las sombras
del abismo
ignorando que un perro solitario
hace añicos los breves espejos de la tierra
Sólo los niños saben
que el tren de la lluvia atraviesa ciudad
y otra vez el relámpago y el trueno
cruzan por nuestros rostros insensibles
mientras afuera
toda el agua del mundo
danza sobre las calles.
Agustín Serrano Santiesteban
Holguín, Cuba
www.aserranoss.wordpress.com
Lindísimas imágenes en los dos poemas, donde el hombre, la lluvia y sus variadas canciones, esas que armonizan al caer y correr, encantan! Gracias a Agustín y Anita por compartirlos y editarlos. Abrazos
ResponderEliminarMuchas gracias, salud para estos difíciles tiempos, un abrazo desde Cuba.
Eliminar