37.
Vi nacer una estrella en la
Constelación de Orión
justo allí, entre dos puntos de
ese inmenso espiral
la cuerda del deseo une tu
cuerpo con el mío
luz platino entre dos nudos
viajero corazón de la galaxia
al rojo centro
cristal de la tierra
luz platino entre dos nudos
hasta que esa estrella muera.
38.
Pequeña fuerza domesticadora de
lo oscuro
tormenta al fin
vientos solares
sobre nosotros frágiles, de tan
corazón dormido
tormenta al fin de polo a polo
de sueño a sueño
de susurro a gritos
saturada, estremecida, magenta
te digo te ruego te abrazo amor
Mi cuerda
única
reúneme
y suéltame a la nada, a la nada
del vuelo sinfín
te digo te ruego te abrazo amor.
39.
Más se infiltra la fugacidad de
los cuerpos
en los cuerpos
más la luz
estremecida
se levanta como una estrella
que, en su órbita
pulsa un único mensaje
indescifrable para el poema que
lo intenta todo
latidos que no saben de
articuladas palabras
ni de la mutabilidad del
lenguaje
lazos que se presienten
fundidos en la memoria de la
fragua
y sí saben del fuego
de su origen
en la permanencia de las piedras
que frotamos.
María Montserrat Bertrán
Ituzaingó, Buenos Aires, Argentina
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