-Quito, Ecuador-
Afiebrado
Instinto
En medio del camino no supo
musitar cuando escuchó el canto del niño
producido por la fiebre del Olivar en el amanecer de frío ardido Rastreó mi nombre ardid vacío
cerramos los ojos juntos Ahora que la parábola muere al mecerte en mis brazos el liencillo de arena caliente borra el único caligrama humedece la frente del poeta la rosa envenenada…
Odiseas
No reveles elixir de beatitud inefable
sobre la atmósfera del pozo levita un diminuto grabado de Cártago sustancia aérea que alude en su fonda Ayer descubrimos nuestras investiduras
colmadas de sal y de oasis la madriguera
de abrazo desprendido danzará en sus dibujos
trazos geométricos de alados corceles y de imperceptibles cantos El Obelisco del jardín marino el duelo del juego dos espadas partidas en el taciturno
espejismo de una aventura sin final…
Panadería
Aquí todos son músicos el aroma
de encendido trigo emerge desde otro
tiempo el acordeón de la masa invade
las manos de un gladiador en penumbras
quietud cíclica rosas de agua y
medias lunas rellenas se alistan para la venta
la orquesta ensaya la sinfonía mecánica
bramido del crepitar en el corpúsculo oculto del horno de piedra el universo es el horno de formas
celestes aún insondables para nuestras
manos…
Signáculo
-No permitas que se roben el cuadro “La mano de Dios” le dice Eduardo K. a su hija los seres descarnados que habitan la
epidérmica instancia de óleo deformado volumen sin sustancia todos miran
asombrados el lóbrego vacío en aquella pared junto al taller del artista Esa
madrugada no ladraron los perros las huellas digitales del ladrón estuvieron impregnadas
de cal y azufre -minero de la noche- dónde guardaste esa profana
impregnación pregunta el ángel de la
muerte…
Algebraica
Desde el desierto nocturnal querías enumerar las estrellas fraccionar la humedad de los frutos restar palabras para el ardor de la piel detener los días del año bisiesto aguijón invertido en el pecho la eternidad de
los libros algebraica donde consuelas el arte del bronce y otros
metales -qué sucedió con el azar en el
casino los films de cine mudo en el
nuevo alarde del cinematógrafo la
distancia minimalista de tu abrazo herido-
las horas no sobran en tu reloj de arena
Baldor cómo mides el volumen de
la venganza en el misterio del desierto matinal…
De Lumínica y otros delitos. Inédito
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Intenta no ocupar tu vida en odiar y tener miedo.
Stendhal
Muchos cariños al poeta y bailarín ecuatoriano que hace un tiempo compartiera con nosotros, en La Plata, su letras y sus pasos!
ResponderEliminarMuchas gracias mi querida Norma.
EliminarMe agrada saber que encontrás amigos en estas páginas
Mi abrazo y mi cariño
Analía
la poesía de Juan Carlos es una espiral que se eleva por el aire y danza. Un abrazo querido poeta.
ResponderEliminarGracias por tu lectura, Marina.
EliminarUn saludito cordial
Analía