miércoles, 23 de enero de 2013

Juan Carlos Miranda


-Quito, Ecuador-

Afiebrado Instinto

En medio del camino  no supo musitar  cuando escuchó el canto del niño producido por la fiebre del Olivar en el amanecer de frío ardido   Rastreó mi nombre   ardid vacío  cerramos los ojos juntos   Ahora  que la parábola  muere al mecerte en mis brazos  el liencillo de arena caliente   borra el único caligrama   humedece la frente del poeta  la rosa envenenada…


Odiseas

No reveles elixir de beatitud inefable   sobre la atmósfera del pozo levita un diminuto grabado de Cártago  sustancia aérea que alude en su fonda   Ayer descubrimos nuestras investiduras colmadas de sal y de oasis  la madriguera de abrazo desprendido danzará en sus dibujos  trazos geométricos de alados corceles y de imperceptibles cantos   El Obelisco del jardín marino   el duelo del juego  dos espadas partidas en el taciturno espejismo de una aventura sin final…


Panadería

Aquí todos son músicos   el aroma de encendido trigo   emerge desde otro tiempo   el acordeón de la masa invade las manos de un gladiador en penumbras   quietud cíclica  rosas de agua y medias lunas rellenas se alistan para la venta   la orquesta ensaya la sinfonía mecánica   bramido del crepitar en el corpúsculo oculto del horno de piedra  el universo es el horno de formas celestes  aún insondables para nuestras manos…


Signáculo

-No permitas que se roben el cuadro “La mano de Dios”  le dice Eduardo K. a su hija  los seres descarnados que habitan la epidérmica instancia de óleo deformado volumen sin sustancia todos miran asombrados el lóbrego vacío en aquella pared junto al taller del artista Esa madrugada no ladraron los perros las huellas digitales del ladrón estuvieron impregnadas de cal y azufre -minero de la noche- dónde guardaste esa profana impregnación   pregunta el ángel de la muerte…


Algebraica

Desde el desierto nocturnal querías enumerar las estrellas  fraccionar la humedad de los frutos  restar palabras para el ardor de la piel    detener los días del año bisiesto  aguijón invertido en el pecho la eternidad de los libros  algebraica  donde consuelas el arte del bronce y otros metales  -qué sucedió con el azar en el casino  los films de cine mudo en el nuevo alarde del cinematógrafo  la distancia minimalista de tu abrazo herido-  las horas no sobran en tu reloj de arena  Baldor  cómo mides el volumen de la venganza en el misterio del desierto matinal…


           De Lumínica y otros delitos. Inédito

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Intenta no ocupar tu vida en odiar y tener miedo.
Stendhal


4 comentarios:

  1. Muchos cariños al poeta y bailarín ecuatoriano que hace un tiempo compartiera con nosotros, en La Plata, su letras y sus pasos!

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    1. Muchas gracias mi querida Norma.
      Me agrada saber que encontrás amigos en estas páginas
      Mi abrazo y mi cariño
      Analía

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  2. la poesía de Juan Carlos es una espiral que se eleva por el aire y danza. Un abrazo querido poeta.

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