lunes, 19 de septiembre de 2011

Leonardo Zapata

-La Habana, Cuba-

Hombre de ningún lugar

Llegué a mi Buenos Aires querido una tarde tan gris
como el propio aluminio del cisne que me llevó,

ninguno de los amigos me esperaba,
ni el de los poemas tan famosos por Internet,
ni la chica de los ojos almendrados,
ni la iguana azul mensual,
ni el invisible Aldo de la pampa,
aunque a lo lejos se oía gritar un tren
pero sin Letras en el Andén
muy cerca del Río de la Plata;

dónde estaban todos,
quién me trajo a aquí,
por qué éste restaurante se llama Clo Clo,

yo era un hombre más cansado de un viaje largo
tan cansado como los enterrados de Montparnasse,
en mi vida nunca había recordado a mis amigos como ahora,
aunque con tantos poemas bajo el brazo
para mí la poesía es otra novia
y no esta desconocida que me viró la cara;

vivimos en un mundo virtual,
respiramos aire virtual,
nos amamos virtualmente,

pero ya estoy aquí
y éste es mi Buenos Aires querido,
ahora sé por qué el cronopio de Cortazar
no está enterrado aquí sino en París,

son 13 millones para un solo ángel,
Volverá a esperar al Cisne gris
Para que me lleve de regreso.


el hoyo

hoy la calle de mi cuadra
amaneció con un hoyo nuevo,
por donde se avistan
sin la ayuda de los minúsculos,
las estrujadas pieles terrestres,
las lunas del silencio del mundo,
el útero ajado de la vida,
las semillas infernales del purgatorio,
los días y las noches
del espacio-tiempo,
los capilares a flor de piel
por donde corren los verdes
de los árboles y las flores,
las fosas vacías
donde una vez
los amantes hicieron el amor
con las mórulas pérfidas;
pero casi a la superficie
incluso relucen,
un sistema de pensamientos
que le darán las respuestas
a tus preguntas,
la expresión de la realidad
que no tiene nada que ver
con las apariencias,
los acontecimientos de la vida
que no invitaste a tu casa,
alguna que otra tinaja
para la posesión del vino,
aquél Luego sin consultar partida,
lo que ignorábamos
porque excepto el resto
sólo eran mentiras provisionales,
porque este nuevo hoyo
es más propenso al terror
que a los salideros de aguas,
porque aquí no relucen las estrellas
sino los ojos del abismo,
una mano que lejos de ayudarse
se asoma de vez en cuando
para que tú la tomes y halarte
hasta el final de los tiempos.


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Puedo resumir en tres palabras todo lo que he aprendido sobre la vida: sigue su curso.
Robert Frost

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2 comentarios:

  1. cuando el corazón zozobra
    en los confines de la nada y
    se convulsiona entre espinas de amianto,
    soportando el calor de las brasas.
    Solo queda seguir insistiendo,
    por vivir con ilusión y certeza,
    esa nueva y pletórica primavera;
    que nos aparta del frio invierno.
    molina

    ResponderEliminar
  2. Estimado Antonio:
    Gracias por entregarnos tu poesía.
    Un saludo cordial
    Analía

    ResponderEliminar

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