viernes, 7 de marzo de 2008

Rubén Vedovaldi

Sed y Palabras

Es la alta noche.
Un hombre tiene sed, pero lo único que hay es silencio y una que otra palabra.
El hombre abre una palabra y se mete desnudo y entero adentro de la palabra.
Adentro está más oscuro que afuera. El hombre enciende un deseo amoroso y trata de ver en la oscuridad, pero el amor es ciego y lo lleva a cualquier parte.
Cuando el amor se apaga, el hombre enciende una locura y ve muchas cosas o espectros dentro de la palabra. Las cosas le sacan la lengua y se le ríen en la cara o le hacen cosquillas en los pies y el hombre busca infructuosamente la salida.
Un cartel le indica: ESPERA A QUE SE APAGUE LA LOCURA.
El hombre espera a que se apague la locura y enciende un olvido profundo.
Baja por el hondo y oscuro camino del olvido, y sale de la palabra.
Afuera la gente le pregunta:
-¿Qué sed tuviste, qué palabra abriste?
A lo que el hombre solamente puede balbucear:
-No sé, no me acuerdo.
Todos se alejan del olvidadizo, menos una niña.
La niña extiende una mano hacia la sed del hombre y le regala otra palabra.
Y otra vez, después de la profunda oscuridad, amanece.

Rubén Vedovaldi - Capitán Bermúdez, provincia de Santa Fe

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Es casi imposible llevar la antorcha de la verdad a través de una multitud sin chamuscarle la barba a alguien.
George Lichtenberg

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2 comentarios:

  1. Rubén un texto donde la magia, tú magia impera.
    Un abrazo Gus.

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  2. Coincido con vos, Gus. Siento que ese gesto que lleva al amanecer, me llena de magia y de luz.
    Gracias.
    Analía

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Analía Pascaner