de nada sirvieron los alertas
las trincheras
los registros del tiempo
las estaciones
y el sosiego
de nada que durmiéramos juntos
fue tan inútil
la profanación de sitios
como ahora
estar quietos
el esfuerzo
subleva desde el fondo
los desechos
y donde hubo uñas algas lodo ondas
habrá un nuevo alimento
* * *
La oscuridad
despeja cualquier incertidumbre
Sé de la vigilia y del sobresalto
Sé de brumas proféticas
al pie de callejones
con centinelas en acecho
Sé del coraje a paso de hombre
y de las emboscadas
y de seguir sin girar la cabeza
y de las amenazas a espalda descubierta
Así la noche
se sucede en hileras
me amaron
todavía esperan
apuesta sus días a costa de mis noches
en presencia
mira sin comprender
No sé
del último eslabón que desanuda
su respirar profundo
ni cuándo la mano se abandona
al borde de la almohada
ni de los susurros
entre sueños
No sé cómo cubrirlo ni en qué cuidarme
Ninguna estampa puede apartar la pena
que nubla los sentidos
Así la oscuridad
se sucede en hileras
lamer de las migajas
o exhibir el ornamento de los vencedores
* * *
las olas modelan con precisión
un ímpetu de arco
sobre labios de arena
después
como si nada
la espuma desfallece
en tan sólo humedad
el rocío paciente
se deshilacha en gotas
después
como si nada
el humo despereza
en claridad
los dinteles sostienen
una elipse de encuentro
ante la puerta abierta
después
como si nada
cerrará
Del libro Vigías en la noche, Ediciones Último Reino, noviembre 2007
María Pugliese – Muñiz, provincia de Buenos Aires
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Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
Confucio
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viernes, 7 de marzo de 2008
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