viernes, 7 de marzo de 2008

Ana María Manceda

Posiciones relativas

Hay un dicho popular “Qué vas a hacer Ñato, cuando estás abajo todos te fajan” pero la historia de Jacmél desdice esta aseveración.
Sucedió en la Martinica. Jacmél, nieto de esclavos, trabajador del azúcar, fue condenado a prisión de manera injusta, el culpable del delito había sido el hijo del patrón. Desde su cárcel bajo tierra, muy abajo, se lamentaba en creóle de su amargo destino, añoraba su vida libre, sus días de pesca a la sombra de los bosques tropicales, sus noches de amor cuando la luna indiscreta se metía entre los follajes de la selva y el estupor de la oscuridad. Pero… Pero una tarde de Mayo de 1902 la tierra tembló, en la superficie un viento violento precedió a la invasión de la nube ardiente; el Mont Peleé había erupcionado. En pocos minutos esta nube mató casi a los treinta mil habitantes de Saint Pierre, esta nube portadora de venenos, creadora de rocas y mortal para la humanidad, arrasó con los pecadores, los inocentes, los bellos, los feos, los pobres, los ricos, los niños, los viejos. Jacmél y sus compañeros de prisión sobrevivieron por estar abajo de la catástrofe. Ahí también se cumplieron las reglas del Caos. La fuerza de la naturaleza no tiene principios humanos.

Texto seleccionado por Editorial Dunken (Buenos Aires) para Antología “Lo que llega a la Playa”, octubre 2007; también en Cuadernos Digitales en Catalán

Ana María Manceda - San Martín de Los Andes, Patagonia Argentina

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Reconocer lo inevitable y obrar en consecuencia. Y no lamentarse nunca por lo que sucede.
George Bernard Shaw

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