lunes, 10 de junio de 2024

Alicia Danesino

A Machado, poeta grande del siglo de oro

Cada sabio su problema 
y cada loco su tema 
el sabio muere de angustia 
si no resuelve el problema. 
El loco si tiene tema 
no le teme a su problema 
en la locura tan loca 
no tiene testa ni boca. 
En la vida que llevamos 
tanto el sabio como el loco 
libres o siervos seamos 
a la fosa todos vamos 
como bien decía Machado 
“que en la vida mala y corta 
lo mismo nos ha de dar 
ir al mismísimo cielo 
o rodando hacia la mar”. 

*Del libro de la autora: Los insomnios y los sueños 


Viajar 

En el tobogán turquesa de las olas, 
entre la planicie salada del pez rey, 
camino, gozo y recuerdo.
Mojada de luz 
bajo las noches del Rodeo, 
fantaseo y me digo: 
estiro la mano y traigo un manojo de estrellas; 
momento de reencontrar la inocencia perdida. 
Viví, 
ojos bien abiertos, la belleza de la vida, 
los extensos sembrados amarillos, 
los nevados arbustos del algodonal, 
las bien plantadas hileras de vides
amándose al sol. 

Jugué bochas en el Triásico, 
pisé los millones de años del Ischigualasto. 
Descubrí la sensualidad y el aroma de la selva. 
Me bendijo el agua de las Cataratas 
y bendije el oro negro de Neuquén. 
Pisé la tierra roja que necesitan las camelias 
del té y el Ka-a, 
allí, descubrí la habilidad de los jesuitas, 
hacer las tejas musleras. 
Vi las majaditas volviendo del cerro. 
Experimenté 
la sensación de navegar los dos océanos 
en la provincia del fondo del mundo. 

Admiré esos hielos azulinos, 
esculturas talladas por el Creador, 
y entre témpanos y olas agradecí 
haber nacido en esta tierra: 
Argentina. 
En un viejo tren de trocha angosta 
me acurruqué junto a la caldera, 
vi los pastos quemados por los vientos 
y las nieves, 
todos arrodillados hacia su Meca,
y a los cardos rusos rodar 
por polvorientos caminos. 
Conocí el nido de los cóndores 
y el oro recamado 
de las iglesias del Noroeste Argentino. 
Me alegré al ver los campos sembrados 
que se mecen con la brisa, como miles de olas verdes, 
y tener entre mis manos 
la negra y perfumada tierra de las papas. 
Llevo en mi tercer ojo todos los paisajes, 
en mis pies, las huellas de todos los caminos. 
Vivir, 
recordar experiencias, aventuras, 
es de todos los días 
y se escribe en dos verbos,
pasado y presente 
lo dejo a su criterio,
acá va un poema a toda mi ARGENTINA.


Alicia Danesino 
Buenos Aires, Argentina

2 comentarios:

  1. Soy María Cristina Berçaitz, tu excelente expresión y dominio de la palabra se destacan, como siempre, con gracia y elegancia. Un abrazo, Alicia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu lectura y tus conceptos, Cristina.
      Mi abrazo y mis mejores deseos

      Eliminar

Muchas gracias por pasar por aquí.
Deseo hayas disfrutado de los textos y autores que he seleccionado para esta revista literaria digital.
Recibe mis cordiales saludos y mis mejores deseos.
Analía Pascaner