-¿Qué te he hecho yo para que me trates y te pongas así?
-Nada.
-No me gusta ese “nada”. Es demasiado rotundo.
-Es lo que hay. Algún día tenía que pasar.
-Pero ¿qué ha pasado?
-Como siempre, no te enteras de nada.
-Pues explícamelo.
-No tengo ganas ni tiempo. No sé cuál de los dos va primero.
-¿Entonces ya está todo dicho?
-Está todo dicho.
Al día siguiente encontré una nota en mi espejo que decía:
“Siempre me has utilizado. Te has acercado a mí cuando lo necesitabas y me has ninguneado sin parar. Me das la espalda cuando ya no te sirvo y vuelves a ver qué ha cambiado. No te aguanto más”.
Cuando levanté la vista hacia mi reflejo solo vi mi espalda.
Despertar
Abrió́ los ojos. No veía nada. Apenas podía moverse. Había algo acolchado por todos lados. Olía raro, a flores. Se palpó las manos, que tenía cruzadas sobre el pecho: no llevaba sortijas ni reloj. Tampoco sus eternas pulseras. Movió los pies y notó que al menos llevaba los zapatos puestos.
Un súbito calor le dio la voz de alarma.
Su grito quedó apagado al entrar el féretro en el horno…
Textos publicados en el libro del autor: Puntadas sin Hilo. Editorial Brisa del Sur, 2022
Manuel Serrano
Valencia, España
cariños
ResponderEliminarNiño, por Dios. Primero un espejo lo maldice y encima lo queman vivo. Ojalá sea el mismo, porque si eran dos el problema legal se complicará. Excelente Manuel. 💝💝💝
ResponderEliminarMomento de pesimismo y negaciones, quizá para hacer juego con el caos reinante.Pueden ser cuentos cortos
ResponderEliminarTemas impactantes. Bien logrados. Gracias
ResponderEliminarEres un maestro de lo los cuentos breves. Va mi aplauso !
ResponderEliminarNo me va el anónimo … Susana Vaquero .
EliminarJorgi, Mariavivesaraujoescribe, Haidé, Cleide, Susana:
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestra lectura.
Mi abrazo y mis mejores deseos