Algo habrá que nos salve la memoria
cuando el dolor nos lleve a la otra acera,
vendrá otro tiempo ya sin primavera
esparciendo fantasmas en su noria.
Alguien habrá tal vez que ponga flores
en el sitio fugaz de la ceniza;
habrá un instante, un gesto, una sonrisa,
para enfrentar futuros resplandores.
Mi testarudo cuerpo se resiste
a imaginar la soledad futura
y no accede ante nada en su porfía.
A pesar de que a veces yace triste
sigue buscando por la noche oscura
la necesaria luz de un nuevo día.
Noviembre y el mar
Una garza parte en dos
la brevedad del paisaje
y se pierde en el encaje
de sus alas nuestro adiós.
En un sitio de la voz
se está quemando el pasado.
Un silbo desesperado
deja la brisa al pasar.
Es noviembre y tengo el mar
sobre el pecho desbordado.
Abuelo *
Desde el sitio lejano de la infancia
hay un niño que pide mi regreso;
pero ese niño del futuro preso
ya no puede salvar esa distancia.
Dos sombras amparando igual sustancia,
un solo corazón, un tren expreso
donde solo el andén resiste ileso.
La heredad cosechando su dormancia.
La vida le ha marcado con su fuego.
Un niño en el jardín donde hubo rosas,
un gorrión, un alero que resiste.
Un niño, que retorna en cada juego,
sale a cazar antiguas mariposas
en un prado del tiempo que no existe.
*De un cuaderno inédito de sonetos
Últimos dos textos tomados del blog del autor
Agustín Ramón Serrano Santiesteban
Holguín, Cuba
Muchas gracias, por incluir mis textos en su revista. Un abrazo desde Cuba.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Agustín, ha sido un gusto compartir tus poemas.
EliminarMis cordiales saludos y mis mejores deseos