Cuando los párpados
del día se cierran
los pájaros duermen
en sus nidos.
Hacemos tornillos sobre las camas.
Damos el sí y quedamos separados.
Decimos no, y quedamos solos.
Damos el último suspiro
y nos vamos.
IV
Subiré al pájaro guía
donde podré ser y estar
y pudieras encontrarme
ni aquí, ni allá.
Si me encuentras,
estoy.
Si hallas al ruiseñor
verás:
estaré,
sólo gorrión.
III
Araré la tierra
con sus fusiles
hasta coronarme
con una muralla.
Seré el rey de los que digan:
“Por aquí otro rey no pasa
si no paga los impuestos
por tener aquí su casa
en medio del universo”.
Y pagarán muy contentos
todos aquéllos que sepan
dónde queda el susodicho,
antes que llegue el invierno.
Y ahora que he llegado a rey
veo que viene una siesta.
Abel Otto Torre
Córdoba, Argentina
El verdadero reposo del guerrero, bendita sea una buena siesta real; algo bueno tenía que tener la monarquía. Gracias, lo he disfrutado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lúzbel.
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