Entrelazados en días y noches
entre brizas suaves, inquietas y esperadas
Emergió la bienvenida muy intensa
A los amantes buscadores
de crecidos goces y sueños
Lo fue… y lo es… Pero usted
Luna testigo solitaria y brillante
Si usted puede enviarle con su luz blanca intangible
algunas bondades a la “Dama de la noche”…
Dígale… dígale… que gracias a su abrupta intervención,
cuando asomó y entró con alas, vestida de seda
bendijo de fuego su desnudo cuerpo
consintiendo que su amante encontrara
el diálogo con la luna… que le permitió
ver por fin, que no existe inmortalidad
a un hombre que pecaba de omnipotencia
Y en ese lecho cálido de luces de luna
en el descanso merecido de sus cuerpos
fue cuando decidió el abrazo a la realidad
Y aceptó por primera vez
Que no sería tan mala la gracia
de arenas de luna, navegando en estrellas
para ser recibidas sin herir su soberbia.
Y en esa madrugada de silencio, comprendió
que ese simple razonamiento pudo ser aceptado
cerrando las cortinas de las dudas
A los amantes buscadores de crecidos
Goces y sueños
Esa luna testigo solitaria y brillante
Pudo enviar la luz blanca e intangible
con estas bondades, a la dama de la noche
ASÍ FUE…
*Nota del autor: Poesía inspirada en la amante de Sir Hamilton, una mujer de 1760, La dama de la noche.
Gustavo Vaca Narvaja
Córdoba-Neuquén, Argentina
Realmente me asombra este poema que lleva cierta impronta del período romántico-neoclasicista, una conjunción muy interesante y singular. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lina.
EliminarCariños
Gracias Lina, si quieres puedes ver el video
ResponderEliminares interesante
Saludos
VIDEO
https://youtu.be/mv2E0fbJPnk