Cuando lo fuerte de la vida nos despierta de veras
se hace todo más intenso para siempre.
Cuando al fin vemos la trampa en la belleza falaz
nos colmamos por completo de autenticidad.
Una lúgubre tensión por ganar
medallas o diplomas en las venas del ego
el alma resplandece unida a la verdad
sólo arte y valentía y sentimiento
lo demás poco importa
aunque enseña algo profundo
esa magnífica inocencia del agua.
Imponente y hermoso como un alce
radiante hasta el azul como la piel de la lealtad
o días de melancolía que no encuentran un por qué
o certezas benignas que debemos recordar en las tormentas
brindo por el Más Allá y por lo que el vino revela
yo sé de lo sagrado en el galope de un caballo
yo sé que colibríes e hipocampos evocan Otros Reinos.
Las siete estrofas de la sabiduría
Hay un abrazo musical que afloja las piernas.
Hay una dura enfermedad que hace que brille lo sagrado.
Hay hombres bellamente torpes para los simulacros cotidianos.
Hombres que ponen su atención en cosas más altas.
Hay hombres frívolos que el cielo rechaza.
Que no logran deshacerse lo irreal y lo nocivo.
Hay mujeres que son la libertad, la magia, el verano.
Mujeres como un éxtasis de lágrimas
un éxtasis supremo interminable.
Hay mujeres que no aspiran ni a la paz
ni a que crezca su espíritu.
Que sólo quieren sexo y mera materialidad.
Hay un tóxico sonido en cada risotada de las alimañas.
Hay soberbia satánica.
Hay bestias que si huelen la ternura lanzan sus zarpazos.
Hay un beso en la cumbre de un encuentro inolvidable.
Hay parejas que se juntan y sus almas continúan separadas.
Hay seres que transmiten una luz que libera de este mundo.
Hay seres infames de inconciencia impenetrable.
Lágrima de luz infinita
Una mujer irreprochable
y natural
bebe sin miedo
de su propia fuente
con un aroma a vainilla
que desciende del cielo
con un hechizo tan puro
como la quietud
con una magia deliciosa
perpetuándose.
Yo he visto inmensidad,
un corazón desnudo
y límites distintos
en los ojos de una anciana.
Murciélagos sin rumbo
densos como las frustraciones.
Buitres disputándose con encarnizamiento
las vísceras de la inocencia.
Catedrales con ladrillos carcomidos por dolores no dichos.
Una lágrima de luz infinita como el amor cuando se abre.
Damián Andreñuk
La Plata, Buenos Aires, Argentina
Muchas gracias Damián, he leído sus tres aportaciones y decidí que no quiero leer más por hoy; hasta ese punto llega el solaz en que me sumergido al leerle.
ResponderEliminarEstos poemas son bellísimos, aunque el que más me llevó a meditar fue "Las siete estrofas de la sabiduría". Gracias por dejarme conocer estos tres poemas de un autor que no conocía.
ResponderEliminarde cuanto hablan estos poemas! sentir la belleza en el decir....
ResponderEliminarLúzbel, Lina, Karina:
ResponderEliminarMuchas gracias.
Mi abrazo