El pozo
Cuentan los que todavía recuerdan cosas que se cuentan, que el hombre permaneció en silencio, tanto, que nunca se le escuchó decir una palabra. Pero los que saben dicen que no era mudo, sino que no quería hablar. También dicen que el silencio empezó a ser tan fuerte que se lo podía escuchar. Y que retumbaba en los días de llovizna persistente. Que era como una sensación que crecía hasta ocuparlo todo. Y que al pozo del aljibe parecían ir a parar todos los silencios que llenaban el mundo.
El silencio
Cuentan los que todavía recuerdan cosas, que por aquellos años sucedió una extraña historia. El niño de la casa había nacido un verano seco y caluroso. Los caminos estaban polvorientos y solitarios. Habían pasado algunos meses sin una gota de lluvia y el aire caliente arrebataba las siestas y curtía el rostro de los peones que trabajaban al sol. Los días transcurrían unos tras otros con agobiante y lenta precisión. Las pocas nubes pasaban de largo. La tierra mostraba pequeñas pero profundas grietas. El día que nació el niño, el aljibe estaba seco. Hubo que acarrear agua del molino y hacer nuevas perforaciones, a veces inútiles. Antes que volviera a caer una lluvia sobre esa tierra, el padre del niño tuvo que partir. Una cuestión familiar lo llevó de nuevo a cruzar el mar. Cuentan los que todavía recuerdan cosas que se cuentan, que el niño creció en silencio y, cada uno a su manera, la madre y él, esperaron.
Del libro de la autora: la vida leve. Ediciones La Carta de Oliver, noviembre 2014
Norma Etcheverry
La Plata, Buenos Aires, Argentina
Bueno bueno, me gustaron estos relatos....tendre que ir al Bloqs entonces para completar. Una pregunta. En Neuquen hay un amigo de apellido Etcheverry ...pariente?
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por tu lectura, Gustavo. Ya te he respondido el otro tema.
EliminarMi abrazo