Hacia dónde sopla el viento
Nadie sabe
cualquier intervención sería capaz
de virar su ciclo
pero no el de las cenizas
ni el de las sombras
Ella
la que transporta viento
rastrea inocencia o desencanto
la que hilvana furias indefensas
entre pliegues de una lengua sin tierra
la que acopia un idioma desprolijo y errante
poblado de imágenes y sonidos sin correspondencia de sentidos
Ella
hizo crecer raíces de ciudad en medio de la estepa
enarbola estandartes del mañana
emana desesperos
y nos priva de toda certidumbre
Sólo ella es quien
define su propia danza de flamencos rosados. Desde la leve inclinación del cuello hasta el meneo de bocas en fusión de humedades. Se despereza y se enreda como ramas de glicinas que pujan por crecer sobre las guías de metal
para dar paso a los lirios muertos que desgranan tus labios
* * *
Inclina los hombros hacia atrás para resistir a la fría huella de la planta del pie. Se altera el equilibrio y son las piernas quienes disponen la nueva figura. Una contra la otra, en medio de cristales que multiplican con números pares la imagen quieta, al mismo tiempo en que los vahos ascienden espirales. Una contra la otra sostienen la altivez de las vértebras.
Veo su rostro esfumado, refractario. Me ve reír y se inquieta, -por qué la risa siempre inquieta-.
A ojos cerrados, podría enumerar cada lunar, cada mancha de café desparramada hacia el costado izquierdo, y centrar la atención en la breve cicatriz con forma de h. Podría limitar su extensión a cuatro palmos en ancho y a un longitudinal desperezo con el dedo mayor.
Y sin embargo sólo sé de mí a través de la tersa presión de este respaldo.
Del libro de la autora: Cripta de Amor. 1ª edición. Botella al Mar, Uruguay, 2018
María Pugliese
Muñiz, Buenos Aires, Argentina
Publicar puede ser una revelación. Gracias, Analía, por permitirme conocer a una autora cuyos textos manifiestan tan espléndida poética.
ResponderEliminarAbrazos.
Me reconforta leerte, querida Lina. Muchas gracias.
EliminarCariños
Siempre fiel a tu propio estilo María. Te reencuentro en esta revista de Analía, después de tanto tiempo.
ResponderEliminarUn placer... y un abrazo
Muchas gracias, Bertha.
EliminarMi abrazo
Analía