viernes, 7 de diciembre de 2018

Yéssika María Rengifo Castillo


El auxiliar

Sofía Guzmán era la fotocopiadora más apetecida del barrio, y sus fotocopias se sacaban como pan caliente.
El problema de Sofía inició cuando se enfermó de neumonía, y se vio obligada a contratar un auxiliar de fotocopiadora. El estudiante Paco Durán, quien trabajaba los fines de semana para el panadero del barrio, y de esa forma podía costear sus estudios. Provenía de una familia muy humilde, y de no laborar, no podría continuar en la universidad. Los temores de Sofía serian infundados, y Paco puso todo su interés a las explicaciones que ella le dio. Conocía el lugar donde se guardaba el dinero, y manejaba la fotocopiadora igual o mejor que ella, y sus clientes aumentarían. Sofía regresó y felicitó a Paco por todos los buenos resultados que había obtenido, y lo premió con un aumento de sueldo. El joven no esperaba ese aumento, sólo decía, he hecho lo que mi viejo padre me ha enseñado: El trabajo que dignifica a los hombres porque la juerga, y el amor, en una esquina se encuentran.
Desde ese día, Sofía comprendió que Paco no era igual a los hombres que pasaron por su vida. El chico de piel canela y ojos verdes, podría ser ese hombre que llevaba tantos años esperando que fuera el padre de sus hijos. Hoy, supo que sus presentimientos eran ciertos y la boda está a punto de empezar.


Yéssika María Rengifo Castillo
Bogotá DC, Colombia

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