Y, yo me iré
Y yo me iré y estaré sin estar
En mis libros, en mi cuarto vacío, mi cuaderno
De versos
Y alguna vez, algún inviernoEn mis libros, en mi cuarto vacío, mi cuaderno
De versos
Tal vez en el recuerdo...
En la oración de mis hijos, por
la noche,
En la palabra no dicha
Que se quedó en la mano antes de ser escrita,
En el verde brote de la hierba
Guardado en el silencio junto a la mujer que amaba
Y que se fue primero.
En la palabra no dicha
Que se quedó en la mano antes de ser escrita,
En el verde brote de la hierba
Guardado en el silencio junto a la mujer que amaba
Y que se fue primero.
Regresaré tal vez en otra
primavera en azahares,
En frutos amarillos poblados de coyuyos
Que maduren la siesta,
En el agua tímida de la acequia buscando la sombra
De una higuera,
Para endulzar de sabor la boca de la tarde
Cuando el sol agoniza
Para dormir su noche de diciembre
Y regresar en la aurora de otro día para inundar de luz
La mañana siguiente.
En frutos amarillos poblados de coyuyos
Que maduren la siesta,
En el agua tímida de la acequia buscando la sombra
De una higuera,
Para endulzar de sabor la boca de la tarde
Cuando el sol agoniza
Para dormir su noche de diciembre
Y regresar en la aurora de otro día para inundar de luz
La mañana siguiente.
Y yo me iré
Y estaré sin estar en la lágrima tibia de algunos ojos
Que querían despedirme y no pudieron,
Por mi premura al partir.
Y estaré sin estar en la lágrima tibia de algunos ojos
Que querían despedirme y no pudieron,
Por mi premura al partir.
Y yo me iré
Con la primera luz de una mañana recién amanecida
Iluminando el cuarto que se quedó vacío,
Un libro sin leer
Derramado en el suelo y un cuaderno de versos
Sin la palabra escrita por el apuro del viaje,
Buscando en los silencios,
Una sombra, demorada en la espera…
Con la primera luz de una mañana recién amanecida
Iluminando el cuarto que se quedó vacío,
Un libro sin leer
Derramado en el suelo y un cuaderno de versos
Sin la palabra escrita por el apuro del viaje,
Buscando en los silencios,
Una sombra, demorada en la espera…
Oda para mi Padre
Por una calle larga, polvorosa y
estrecha
se llevaron una tarde a mi padre
hacia el sitio del origen común,
del agua y de la greda.
se llevaron una tarde a mi padre
hacia el sitio del origen común,
del agua y de la greda.
Él no ha vuelto de entonces
pero sé que regresa;
regresa en madrugadas
cuando el viento de junio despeina los olivos
y la yema de la vid sueña con el racimo
durmiendo en las tinajas;
regresa en la orilla de la menta
en la acequia,
y en los rayos del sol
de una alborada nueva.
pero sé que regresa;
regresa en madrugadas
cuando el viento de junio despeina los olivos
y la yema de la vid sueña con el racimo
durmiendo en las tinajas;
regresa en la orilla de la menta
en la acequia,
y en los rayos del sol
de una alborada nueva.
Regresa en el mantel ritual de
los domingos
por bendecir el pan
que convoca a los hijos;
regresa en cartas viejas
rugosas y amarillas
y se demora en todas las lágrimas que lloro,
y en las letras dolidas
del verso que le escribo.
por bendecir el pan
que convoca a los hijos;
regresa en cartas viejas
rugosas y amarillas
y se demora en todas las lágrimas que lloro,
y en las letras dolidas
del verso que le escribo.
Él no ha vuelto de entonces
pero en la casa, siempre
queda la puerta abierta y abiertos los postigos.
pero en la casa, siempre
queda la puerta abierta y abiertos los postigos.
¡Las ventanas de mi alma
pre anuncian la llegada!
Padre, te aguardo…
pre anuncian la llegada!
Padre, te aguardo…
Un solsticio de junio, como a
ti,
me mostrará el camino.
me mostrará el camino.
Poemas tomados
de su página:
Gustavo Córdoba
Catamarca, Argentina
Preciosos poemas !
ResponderEliminarMuchas gracias Beatriz.
EliminarCariños y mis mejores deseos
Analía
PESE A QUE EL AUTOR cÓRDOBA , ES UN HABITANTE DE cATAMARCA, LOS POEMAS SON COHERENTES Y ME GUSTA LA RELACIÓN E IMPORTANCIA QUE TIENEN CON LA GEOGRAFÍA DEL LUGAR. sIEMPRE INFLUYE Y EN ESTE CASO PARA BIEN
ResponderEliminarAgradezco tu lectura y tus conceptos, Haidé.
EliminarCariños y mis mejores deseos
Analía