VI
Acecho, errante,
imágenes que alzan tus
cabellos
espejo y claridad
angosta figura disuelta,
recogida.
Entra y sale,
distraídamente,
leve trasver,
devorada por la cautela y el
asombro.
Así voy, indeciso,
atravesado de pampas
extraviado en las nubes.
Día tras día, acudes
incrédula
en la brevedad del alba.
Perceptible, extraña,
sostenida.
VII
Al borde de la nube el hada
del bosque
se ha sentado a respirar.
Respira el silencio,
la luz indecible que se
desprende del follaje,
un violeta sombroso que
musita su aroma.
Apoya la mano en mi pecho,
desborda ocio.
Soy Lancelote que busca en
el lago
desencanto y amor y claridad
mojada.
Llevo el fuego, la sombra
del círculo.
La noche avanza sobre su
imagen
cimbreante, alzada,
esmorecida.
Cierro los ojos y el corazón
desvaría.
El hada, desde una nube rojiza.
VIII
Siento en vos,
hembra atada a la niebla
en estas horas de ramajes y
plazas,
mientras los
días rememoran el vaho de la aldea
el combate de la lluvia,
la incertidumbre de la noche
en tus senos.
Bella desconocida
balanceas el cuerpo sonriente
húmeda de verano y muda
ausencia.
Lengua sagrada que recoge mi
miembro
pronunciando palabras
oraculares.
Detenida, ¡oh, cielos! entre
mis piernas.
Cansada de eternidad,
perdida.
IX
Así te gozo. Sin que sepas
del mundo,
el trasamor vencido
por donde entremiro
impávido.
Soplo que me espacia y me
aísla.
La soledad recoge las
miradas
de padres y hermanos que
arrastraron
ángeles heridos por las
hojas,
por distraídos pájaros
recubiertos de escamas y de
llanuras.
Te descubro distante.
Imagino entre noches
el hechizo que aventa los
cabellos.
XI
Basta un estremecimiento
para alimentar el follaje y
el día.
Basta un temblor afín en el
sueño
-antes o después del
silencio-
para que una sombra repita
su desnudez
como un espejismo en la
marea de la noche.
Sin embargo,
todo es una furtiva
ambigüedad del aire,
el reflejo de otra prisión,
una isla rota cubierta de
caracoles y odio y luto.
Ahora ajusto la distancia de
su rostro.
La transparencia de la amada
derrumba la muerte y la luz
azulina
como un animal solitario
que está insomne de noche.
Carlos Penelas. Buenos Aires, Argentina
--
Para saber algo, no basta con
haberlo aprendido.
Lucio Anneo Séneca
--
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