Julia
De Burgos
“… hijo mío y de la muerte, me llamará poeta”
Poema para mi muerte
Una
muchacha se mira en la corriente
del gran río Loíza o en el obscuro Hudson.
Su rostro es un espejo de aguas
sobre el asfalto de Carolina, La Habana o Harlem.
Una muchacha puertorriqueña
como decir americana, nuestra.
Una mujer que sangra, ama y canta,
se abre el pecho a medianoche en pijamas.
Una mujer río navega hacia el intenso mar
de las multitudes que intentan en vano
colocar el cascabel azul al cuervo
con una brújula extraviada en los camposantos.
Una mujer golpea y escupe sus palabras
desde las cornisas de los rascacielos;
se tiende sobre las nubes de Welfare Island
y se aleja con los vítores de nuestros pañuelos.
Una muchacha/mujer recién horneada
me nombra en la anochecida circular
con su estirpe, su amor, su jungla, la jauría.
Del libro Todo
tiempo futuro, presentado en
septiembre de 2014 en San
José, Costa Rica.
Amanecer
en Puerto Rico *
San Juan es una luz ambigua
cuando amanece. Un temblor de sábanas en el aire. Un rumor de fragancias al
despertar.
Es el marco donde la luna nos
bañó con su canto para atravesar el vientre de Atabeyra, amplio lecho blanco
del barco ebrio abanicado por el viento del Caribe, luz que se confunde con
polifonía de colores para abrazar el espacio donde trato de asirte y anudarme
otra vez en el amplio ojo de pez de tu Andalucía.
* De Samsara
Adriano de San Martín. San Carlos, Costa
Rica
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Todo lo que vemos desfilar ante
nuestros ojos, todo lo que imaginamos, no es sino un sueño dentro de otro
sueño.
Edgar Allan Poe
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