-Madrid, España-
Ahora van a limpiar
el mar
Ahora van a limpiar el mar
de cuerpos de niños estorbando
a las bandas imperiales
de tiendas ultramarinas.
Allí donde crecen el musgo
y el olvido en fosas comunes,
sin banderas.
Dicen que el hambre es negra,
no tiene color y los almanaques
son objetos inútiles
porque las vacas tristes
no saben leer.
Los niños son arrasados
y ni siquiera tienen
un número en el pecho,
porque según cuentan,
las mariposas mueren jóvenes,
y los buitres esperan ser abatidos
sin nombre, ni edad, ni tiempo.
Soñaban cada noche
mientras corrían al alba
por sucios mercados
sin saber que su sangre
correría todo el día.
Los bravos soldados
no saben porqué
pelean y mueren,
tal vez en nombre
de la diosa muerte
con trajes de luces,
creyendo
que el primer cadáver
fue un maniquí pintarrajeado
de amarillo color desierto.
Después del espectáculo
Me recuerdo encerrado
escribiendo versos
para que mi alma, exista.
Quise también, olvidar facturas viejas
y fotos perfectamente ordenadas,
volcadas por el suelo.
Después del espectáculo,
la noche me enseña a mirar
mi agitación sin más ideas
que su fuerza amazónica
y libertades
salvajes en bambalinas.
Nada me pertenece
con la posesión del sueño,
ni reúne mis actos abandonados.
Suelo orientarme en soledad
por el olfato,
como un primitivo
en busca de procreación o de presa.
Cuando me deslumbran cenitales
alondras convertidas en agua
y astros labiales me recuerdan
por calles de Madrid
siguiendo sombras de Lope,
cambian matices,
cae el telón.
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Si sólo se tratara de ser felices no sería difícil: lo malo
es que queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque
siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.
Montesquieu
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Muy inspirados tus poemas,Jaime. Me gustan mucho.
ResponderEliminarGracias por tu lectura, querida Marta
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos
Analía
Gracias Marta, me alegran tus palabras.
ResponderEliminarGracias Marta, me alegran tus palabras.
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