viernes, 29 de noviembre de 2013

Dionel Edmundo Filipigh

-Clorinda, Formosa, Argentina-


Al amigo

No
te pediré que lo leas
ni que ensayes unos dedos
sobre tus ojos,
ni formules
ni te arrepientas
ni te salpiques
para saber si es verdad.
Nada de la nada.
Estás allí por mis afectos.
Cuando sonríes
mi alma se comunica
y cuando lloras, también.
A veces es tan queda mi presencia
que puede parecerte
desinterés.
Sé que no me clasificas
como las citas de investigación
o los arrebatos de estímulos.
He estado
saboreando cada pedazo de tu vida
como si fuera un fruto prohibido
escondido
de los dioses variados
y de aquel del Génesis.
A veces, hartado
por tanta dádiva
y como animal
me he echado una siesta de olvidos
desmenuzando
pequeñas saturaciones
permitidas.
No te parodiaré de sobresaltos
ni me amilanaré
para decirte que te quiero.
Superados los errores,
las generaciones nuevas
nos dicen caminos
y nos señalan urgencias
y nos gratifican de énfasis
y nos soportan de buenas.
Esta noche,
mientras huyen los mensajes
me recupero de algunas heridas,
(en eso posiblemente
seamos exactamente humanos)
y me reconforta
saberte
en algún lado
en medio de una tarea
al cabo de un pensamiento
en la penumbra
de alguna reflexión,
para contarte
apenas
mis penas
y mis emociones.


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Creer en lo que imaginamos es lo que nos ayuda a forjar nuevas realidades.
Jorge González Moore
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2 comentarios:

  1. Un poema fuerte, auténtico, con un ritmo propio y libre. Lo disfrutè mucho Irene Marks

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