viernes, 7 de noviembre de 2008

David Lagmanovich

-Tucumán, Argentina-

La visitante

Entró traída por un rayo de luna llena y se detuvo a los pies de la cama de él. Dijo: “Sé de tu amor, pero nuestra unión, la de un espíritu con un ser humano, es imposible por ahora. Como yo también te amo, te entregaré el don que un día te permitirá poseerme: serás escritor”.


Caída del mandamás

El mandamás se subió a una silla, frente a un gran espejo, para ensayar su próximo discurso. La silla cedió ante el peso y el mandamás se dio un porrazo. El periódico oficialista, atento a toda noticia de palacio, informó sobre el incidente con un gran título en que se destacaba la palabra “caída”. Gran parte del pueblo, que había salido a la calle a festejar, fue ametrallada por la policía. La silla no fue reparada.


Mariposa doméstica

Aquella mariposa se había cansado de andar revoloteando sobre las plantas del jardín: quería una vida más plácida, al amparo de las brisas y de las persecuciones infantiles. Tenía, en definitiva, el sueño de la casa propia, una casa donde pudiera descansar debajo de un mueble o en la inocente proximidad de la chimenea. Elevó una plegaria ferviente al dios de los lepidópteros y su deseo fue concedido. Cayó en un profundo sueño y, al despertar, se había convertido en una reluciente cucaracha.


El huésped

La mujer sabía que el hombre que acogía en su casa era el asesino de su hijo, pero nada dijo. Le dejó la mejor habitación, le sirvió comidas exquisitas y fue pródiga en bebidas embriagadoras. Sutiles venenos completaron los efectos de manjares y libaciones. El último día de su estancia, el huésped cayó presa de dolores insoportables, clamando por un sacerdote para morir confesado. La mujer eligió ese momento para decir la verdad.


Los años

Los años te han tallado, perfilado, modificado. Tu marmórea belleza ya no es tal. Si te observo con cuidado, encuentro detalles que hace años no hubiera tenido en cuenta. Es explicable: pasaron los entusiasmos de los años jóvenes. Mis emociones de ahora no son aquéllas que nos exaltaban. Estoy harto de ti y quisiera ser capaz de arrojarte por la ventana. Tú no sufrirías. Yo sí, pero mi actitud es justificable. En un rincón del taller, aun cubierta con un lienzo, simbolizas mi mediocridad como escultor.


Amnesia

En su sueño había perdido la memoria y vagaba, ya de noche, por un pueblo desconocido. Desesperadamente quería regresar a su identidad y a su hogar. Pedía a otros caminantes que le ayudaran: nadie lo hacía. Creyó entrever una pista cuando en un papel vio una palabra vagamente familiar, pero otra ráfaga le arrancó la hoja. Preguntó por el comisario y tampoco había policía.
Al despertar comprobó que recordaba con nitidez quién era, qué le había acontecido y dónde estaba su casa. Entonces metió la cabeza bajo la almohada y echó a llorar.

......................................Microrrelatos del libro Menos de 100 (2007)

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La soberanía del hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos.
Francis Bacon

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4 comentarios:

  1. Muy buenos microrrelatos. Algunos son imperdibles para narrarlos oralmente. Los tendré en cuenta, siempre mencionando la fuente, por supuesto. Gracias
    Alicia Perrig

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  2. Muchas gracias mi querida Alicia. Siempre presente y siempre alentando a los escritores.
    Personalmente, leer los microrrelatos de David Lagmanovich es un inmenso placer.
    Un abrazo.
    Analía

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  3. bellos microrelatos, muy ingeniosos.
    Un abrazo Gus.

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  4. Sí Gus, David es excelente con sus textos: tan breves como ingeniosos, creativos, sorpresivos.
    Muchas gracias
    Un abrazo
    Analía

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