lunes, 12 de mayo de 2008

Raquel Fernández

Norma Jean
…………....……………A Marilyn Monroe
……………...........…………
"Recuerdo mi niñez cuando yo era una anciana..."
………………............………
Alejandra Pizarnik

Norma Jean alisa indiferente
la falda plisada
con la que aparece en todos los sueños
y suspira
por la madre que se desdibuja en un hospicio
y por el hombre que no conoció
y la condenó a sentarse eternamente
en las rodillas lujuriosas
de mil padres sustitutos.

Norma Jean cuenta displicente
las píldoras de colores
que saciarán su hambre y su sed de huérfana
y le garantizarán
un sueño sin sueños,
un lento desligarse
a la orilla más piadosa de la noche.

Norma Jean se aferra anhelante
a un teléfono mudo
y se muere.
Se muere sin madre y sin padre,
se muere de hambre y de sed,
se muere, Dios mío, se muere.

Kniha smíchu a zapomnění *

“La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino precisamente porque la quiso. La borró junto al amor que sintió por ella”.
Milan Kundera, “El libro de la risa y el olvido”

La que supo ser cáliz
se destrenza las lágrimas,
se arranca la sentencia al desamparo,
delimita el ayer
como aquel tiempo
en que se pronunciaban sus caderas
y el aire se enturbiaba
con su secreto olor a barro y secreciones
de ciega enamorada.
La que supo ser llaga
se descose el ridículo vestido
de insomnio y mansedumbre,
renuncia al rol de luna arrepentida,
de herida devastada
en el desgarro de las constelaciones,
se sacude la noche prematura
y no tiembla al batirse
a duelo eterno con sus ferocidades.
La que supo ser fiebre
degüella las palabras amorosas
que remataron su desnudez de hembra
adicta al básico ritual,
al ejercicio carnal de las urgencias,
al fuego cocedor de las alcobas;
instinto, compulsión, obsesión pura,
todo lo gasta con su lengua generosa,
todo lo hunde en mares de saliva.
La que supo ser llanto
se columpia
en la enmienda perfecta del olvido
-ya no lucha contra su certeza,
ni intenta retocar fotografías
que esgrimen el pasado,
ni le da alas a un amor inválido-;
y borra cada trazo de la historia
-tan falsa y tan real, tan lúdica y terrible-
que escribió, sin reservas, con su sangre.

………………………………………………* El libro de la risa y el olvido

Ritual de otoño

Llegaba el otoño
y las vecinas
arrojaban al suelo sus escobas
-memoria mística de báculos sagrados-
y se arrodillaban sobre las hojas secas
rogando por el amor que no llegaba,
arrastrando sobre las veredas ocres
el ruedo mentiroso de sus faldas,
tan largas,
tan tristes.

Yo bailaba desnuda
en el olor del viento
y estiraba mi piel para tocarte,
extraño que me has partido en dos el alma.
Pero mi piel no llegaba hasta tu orilla,
y mordiendo las lágrimas,
me reía de mí,
de mi desnudez,
de mi desamparo.

Poema Mención de Honor Certamen Literario "Páginas de Otoño 2007", Revista Literaria Noticias de la Musa

Raquel Fernández - Buenos Aires
http://raquelgfernandez.blogspot.com/

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se supo


tus ojos son tristes para que los
ofendidos tengan razón
Demetrio Iramain

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