miércoles, 13 de marzo de 2024

Gerardo Molina

Oda al árbol 

No concibo la vida sin el árbol. 

   Diz que había una senda de eucaliptos 
desde el Camino Real 
hasta la casa de mi bisabuelo 
-lugar de mi nacencia-. 
Sus jugosos butiás de un gualda intenso 
allí una joven palma prometía. 

   Lejano ayer que casi no recuerdo…
     (El campo era 
como una fiesta vegetal. 
                                      Y era 
el regocijo de los sembradíos 
en los surcos solemnes, paralelos 
-bajo su haz de colores 
tan negros y tan serios-. 
Allí, junto a “la linda”, el desgarbado 
ñandubay y los talas 
enmarañados, con su verde viejo, 
tan mansos a pesar de sus espinas; 
el gracioso espinillo; 
como embobado de pasión, el ceibo; 
y el ombú paternal, 
nido de juegos.) 

   Entonces, niño aún, 
en la chacra del abuelo materno, 
muy cerca de “las casas”, 
sorbí mi jarro de espumosa leche 
aún tibia del ordeñe mañanero. 
Junto al nogal que siempre estaba 
señoreando en el azul ¡tan bueno 
regalándonos su corazón 
en innúmeros frutos!... ¡Ah, el tiempo 
nos deja la memoria 
por lo que ya vivimos, 
por lo que más queremos, 
tenaz, piadoso y siempre 
inexorable arquero. 

   ¡Cómo olvidar los transparentes, 
los paraísos jóvenes 
con su rumor alado! (Adolescencia en sueños)
Fraternales, guardianes, confidentes 
de las lecturas ávidas, de aquel amor primero, 
tristes a mi partida, 
gozosos al regreso... 

   Después, 
en tantos avatares del destino 
no me faltó nunca la sombra amiga 
de un árbol compañero, 
vertical, sufrido y fuerte 
con el ejemplo claro del renuevo, 
feliz en la bonanza 
y en la lid, consejero.

   Con su abuelazgo de nidos y de flores 
rumoroso o austero 
tan grato a mis remansos, 
tan grato a mis silencios 
sonoros y a los cauces 
por donde infatigable 
transcurre el pensamiento. 

   O acercándome estrellas 
con su hálito fresco 
para que bordase de fulgores 
mis románticos versos, 
luz que con mi voz lírica pagaba
hecha de música y de sentimientos. 

   Árbol, lejos quedó 
tu primera sonrisa 
vuelta cuna que mi madre meciera 
y prisas y trabajos y desvelos 
y los caminos que parecen 
en cada fin nacer de nuevo. 

   Tutela, abrigo, confidencia, canto… 
Guardarás, luego, mi postrero sueño 
que buscará otras albas del arcano 
donde también habitarás tu cielo. 

No concibo la vida sin el árbol. 


Notas del autor
Diz- Apócope de dice o dícese. 
Butiás- Frutos de la palma o palmera (‘coquitos’, dátiles). 
La linda- Del lenguaje campesino, el o la linde, límite. 
Ñandubay- Árbol del género de las mimosáceas (acacias), de madera muy dura y pesada, que se emplea generalmente en cercos de estancia, corrales, etc. Lo hay negro y colorado. Clavado un poste de ella en tierra, no se pudre jamás, antes se petrifica. (Daniel Granada: Vocabulario Rioplatense Razonado) 
Tala- Árbol frondoso de hojas chicas, aovadas y escotadas, y de ramas muy torcidas, fuertes y espinosas. Su madera es blanca y se utiliza en muebles y obras de carretería. Una vara recta de tala, de que pueda formarse un bastón, se aprecia en mucho por lo fuerte. (Obra citada) 
Espinillo- Árbol de la familia de las mimosáceas, con ramas cubiertas de espinas y hojas diminutas y florecillas esféricas de color amarillo, muy olorosas. 
Ceibo- Árbol de flor amariposada, que se cría formando monte en las vertientes e islas del Uruguay y Paraná; de tronco escabroso y lindas hojas aovadas y venosas en cruz, a saber, dos opuestas y una en el ápice de cada ramito, algunas, no todas, con una espinita encorvada hacia abajo en el nervio por el lado del envés, espinas que asimismo se hallan diseminadas con irregularidad por los ramos. Al acercarse la primavera, cúbrese, a la par con las hojas, de largos racimos de aterciopeladas flores de hermoso color de lacre o granate claro sombreado, henchido de miel el cáliz. (Obra citada) 
Ombú- Árbol frondoso. Prende de rama y en cualquier terreno. Su madera no arde ni sirve para nada; pero sus hojas tienen propiedades medicinales: son purgantes. (Obra citada) 
El abuelo materno, a donde va a vivir con su hermano mayor y su madre viuda (su padre murió a raíz de un accidente cuando el poeta tenía sólo siete meses) se llamó Ángel Castrillo. 


Del E- Book del autor: Oda al árbol y otros poemas. Primera edición. Uruguay, agosto 2020

Gerardo Molina 
Canelones, Uruguay

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