La nostalgia no es el recuerdo al que rezamos.
El recuerdo es una foto fría.
La nostalgia es la emoción que fuga de la imagen.
La imagen es una mancha amarilla de papel
que se avejenta en el orbe temporal.
Sólo la nostalgia es indeleble
Sólo la nostalgia perdura omnipotente
y permanece en aquello que fue Dios:
La ternura, El placer, El amor, La pasión…
Esa maldita nostalgia, a veces tan hermosa
captura el paso del horror
y me condena.
Y la distancia se escarcha
en los barrotes legendarios del dolor.
Y me pare poeta
en un catre de vino
arrullado en el humo del tabaco mejor.
Y la veo en los días donde a veces pienso
que hilvané algunos versos
para amarte mejor
-Vuelvo en el canto del mítico gorrión
para alegrar tus mañanas de sol…
y el eco de tu voz resuena
en el anémico jardín de la ilusión-.
Sólo la imagen me abruma
como esa foto de amarillo cartón
donde ha muerto el color.
Sólo la nostalgia me desnuda.
¿Cómo regreso en el tiempo
a confesar mi nostalgia?
Poema exaltado
Qué te pasa poeta con las dudas
que al crecer de la vida, te devoran?
Ya no juzgas la caricia de las putas
ni el impío dolor de la señora
que alguna vez se queda viuda
y usa sólo un ojo cuando llora?
Qué los parió a los gatos
que acarician las piernas con su cola!
Me agobia el niño que al encargo
viene a pedirte sumiso la limosna.
Me revienta la rubia cincuentona
que aparenta disfraz de mocetona.
Qué te pasa poeta, ya no escribes
de la memoria, la nostalgia y el amigo,
ni del recuerdo del comienzo que te inhibe
por el apuro genital, definitivo?
Arrinconaste la quimera que buscabas
en la torpe estampa del olvido.
Qué te pasa poeta, ¿no aprendiste?
La promesa es cuestión desvergonzada
y la limpia sonrisa ya no existe,
fue aflictivo tempesteo de un verano,
necesidad de que el otro satisfaga
su ego tan ridículo y humano.
Olvido
Amo las infinitas tildes
que sobre el olvido puse.
Remembranza necia,
avatar en un trópico neutral;
acto sideral de la memoria
que guarda el perfume del septiembre
y sutura la herida cuando sangra
derramando la lejía del olvido.
Fruto de la parra sin simiente,
ciega mariposa entre las sombras.
Sobre las hojas del cuaderno puse,
detalles de las horas de mi ausencia
por el árido país de la memoria;
simulando en sus renglones indecentes
las grotescas llanuras de mi tiempo.
Amo la lujuria del olvido,
única pasión que no deshonra.
Amo la lámpara sin llama
y el libro que exhibo sin sus hojas.
Amo el aroma del descuido,
el himen de la mujer que quise
y el beso virginal de aquellas horas.
Soy un osado verdugo de abandonos
sin temor a la justicia del recuerdo.
Amo las infinitas tildes,
que alguna vez, le sustraje a mis apuntes…
Último poema, del libro del autor: Por los soles y lunas de abril, 2002
Poemas anteriores, tomados del blog del autor
Norberto Pannone
Junín, Buenos Aires, Argentina
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