De la trágica sombra del olvido
en tropel me llegaron tus palabras,
sólo tres en tu voz permanecieron:
“¡no te vayas!”
En un cielo olvidado,
como mi corazón, la noche calla.
Una travesura
Igual que una travesura
De niño, una travesura.
Suelo componer mis versos
A escondidas. En la bruna
Hondura del monte en flor,
A pleno sol, en la lluvia
O bajo el sutil polvillo
De la pedrería nocturna.
Y en soledosos paseos
Por el campo. ¡Ah, la rubia
Esbeltez de los trigales
Que se espeja en la laguna!
Igual que una travesura
De niño, una travesura…
El viento…
El viento suele traer
ecos, pretéritas voces
con ansias de inmensidades
y de paisajes insomnes.
Se regocija y expande
la luz plural de los montes,
la impregna de sus efluvios
y a sus amores responde.
Sabe que es un peregrino
y seguirá ¡sabe dónde!
Mensajero impenitente
y seductor de horizontes.
Como al pasar atesora
suspiros en los balcones,
el tañer de una guitarra
y fulgores en las noches,
no le faltan armonías
para deshilar canciones
ora frágiles y efímeras,
ora eternas como el bronce.
Cosa nimia es la distancia
si el viento es aliado y cómplice
y nos suele regalar
ecos, pretéritas voces.
Está entre ellas, la tuya
-mi alma la reconoce-
y me cuenta de ternuras,
de infinito amor y goces.
Y confío a su hidalguía
de chasque sin condiciones
la certeza de un regreso
y de un amor siempre joven.
La “bici”
La “chiva” te llamaban los “botijas”
y “bici” era el consentido apócope.
“Prestada” te acaricié de niño
y acompañaste luego
mi premura y fervor adolescentes,
para llegar -alado- al balcón de la amada,
en azul clavileño lanzado a la aventura.
Años después, inmerso
en mis ensoñaciones de poeta
toda una noche te quedaste sola
junto a la pared amiga
del último almacén.
Y al otro día,
con la indulgencia de las novias fieles,
estabas esperándome
tan leal como una rosa fresca
bajo el rayo fecundo de la mañana en flor.
¡Cuántas veces seguimos
enamorando musas!
Y oías y aprobabas en silencio
cada página nueva de inédito lirismo.
No dejarás, seguro,
de acompañarme, cómplice,
de ofrecerte a los sueños,
al trabajo, al remanso,
por lueñes u olvidados caminos
atesorando estrellas.
Poemas del E- Book del autor: Oda al árbol y otros poemas. Primera edición: Uruguay, agosto 2020
Gerardo Molina
Canelones, Uruguay
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