Esta huella que sorbo lentamente,
sombra de tanto insomnio pasajero,
es un resquicio del pasado fiero
detenido en mis ojos del presente.
De nuevo estoy a solas, y la gente
me olvida en la penumbra del sendero.
Después de tanto tiempo nada espero,
sólo mi soledad, pacto inclemente.
Quizás a solas sea más seguro
partir entre las sombras, sin aviso,
deshecho del más pérfido conjuro.
Soy una sombra más, un indeciso
ser que atraviesa el tiempo sin apuro,
sabiendo que no existe el paraíso.
Anochecer
Pasa la tarde en su traje
de llovizna silenciosa
y una oscura mariposa
aparece en el paisaje.
Parte la luz, el ramaje
se desnuda en la humedad,
el viento es la libertad
del sueño en el caserío
y en las orillas del río
se muere la soledad.
Ser o no ser
Un ojo puede avizorar el tiempo
sería un remedio exacto
para la humedad
otros objetos no pueden decidir
el círculo
el doble sentido de la huida
Una puerta señala la existencia
es un símbolo un hito en el espacio
los decididos traspasan sus umbrales
recogen sin temor las viejas telarañas
el eco inexplicable de los grillos
los otros quedan a ambos lados
con los ojos convertidos en piedras.
Agustín Ramón Serrano Santiesteban
Holguín, Cuba
La sombra pasa y vuelve, amigo , el poema tambien , un abrazo
ResponderEliminarGracias, Roberto, un abrazo desde Cuba.Mi agradecimiento a Analía Pascaner, por incluirme en este número de su revista.
ResponderEliminarGracias, Analía, por acercarnos los poemas de este escritor cubano. Aprecio mucho el soneto, una modalidad poética que aquí ya casi se perdió. Abrazo.
ResponderEliminarRoberto, Lina: muchas gracias.
ResponderEliminarAgustín: siempre un gusto compartir tus poemas.
Mi abrazo