Vi a una vecina caminar al revés. Sí, caminaba hacia la esquina de espaldas. Pensé que iba a tropezar. Sentí desesperación. Pero no, avanzaba con una seguridad demencial sin perder el equilibrio. Cuando llegué a su lado por un momento supuse que debía sujetarla, hablarle o al menos preguntarle el porqué. No me animé. La vi despierta -no en trance- con los ojos muy grandes mirando al pasado. En su mano derecha llevaba un ramo de jazmines y en la izquierda apretaba algo invisible en el puño.
Del amor sin esperanzas
El hombre sale a recibir al sodero en medio del temporal de la mañana. La oscuridad del cielo se expande hacia adentro de la casa, hace sombras en todo.
Ezequiel pregunta: -¿Estás solo?
El hombre se queda como tildado y no responde con el “Sí” obvio.
-Si la ves a Mariana mientras vas de reparto, decile que venga a tomar unos mates.
El sodero pone cara de asombro.
-Cómo no, se lo diré, aunque puede que tarde un tiempo en descubrir cuál es tu Mariana.
Árboles madres
Cuando Kalman era un niño pequeño creía que las aves nacían de los árboles. Ellos eran la gran madre que los cuidaba hasta que pudieran volar, ir y volver a los mismos u otros árboles madres.
Más grande le explicaron que aves y árboles pertenecían a tipos distintos de seres. Él se negó a aceptar explicaciones razonables.
A veces -como obstinados niños- hay que ir en contra de la evidencia científica…
Textos tomados de Inventiva Social, publicación digital dirigida por Eduardo Coiro
Eduardo Coiro
Temperley, Buenos Aires, Argentina
Microrrelatos precisos, preciosos, que en pocas palabras sondean en profundidad las muy distintas características de tres personajes. Microrrelatos que crecen de acuerdo a la capacidad deductiva de cada lector.
ResponderEliminarMúltiples agradecimientos.
Muy agradecida por tu lectura atenta, querida Lina.
EliminarMi abrazo