domingo, 22 de marzo de 2020

María Cristina Berçaitz


Un día Dios…

Una mañana Dios se llamó a descanso.
Las estrellas y las aves se desconcertaron: ya no tenían el hilo conductor de sus vidas y, lo que era aún peor, no sabían si lo tendrían al día siguiente.
El sol, liberado, cinco veces apareció tras la montaña y cinco veces se ocultó.
La luna paseó su luz mortecina bajo las aguas del lago.
Los sauces de despeinaron junto al río mientras las luciérnagas, creyendo ser estrellas, se inmolaron contra el cielo.
El hombre hizo noche del día.
Dios, viendo el desorden general, decidió regresar, y todo retomó, una vez más, su monótona rutina.


María Cristina Berçaitz
Buenos Aires, Argentina

5 comentarios:

  1. Hola Cristina: un gran texto, con referencias espirituales y a la vez ecológicas muy significativas.
    Me pareció muy interesante
    Irene Marks

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    1. Reflexión optimista, conociendo al hombre no hay castigo que lo haga mejorar, en casi todos los casos. Pero la esperanza todavía existe, se resiste a desaparecer.

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    2. Queridas Irene y Haidé:
      Muchas gracias por vuestra lectura atenta y vuestros conceptos.
      Mi abrazo y mis mejores deseos.
      Ojalá algo sepamos aprender de estos tiempos difíciles.
      Analía

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  2. María Cristina yo esperaba un final donde Dios daba una reflexión a los hombre. Me encantó ese final de volver a su "monótona rutina". >Muy creativo.

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    1. Muchas gracias por tu lectura, querida Ana.
      Mi abrazo y mis mejores deseos
      Analía

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