Pegaso
Trescientos caballos me recorren el alma
o el corazón quizás.
No sé si es corazón o alma,
si son trescientos o mil.
Lo mismo da.
Sus pezuñas al trote
levantan polvaredas
sobre mis humedecidos ojos.
Tengo aferradas las manos
a las crines de un equino
que se convierten en alas
cual parapente pintado.
Y en el viaje avisto océanos
con olas de días y años,
con todo su calendario,
según rigen las mareas.
Olas de color cambiante,
siempre un fondo azul verdoso
confundido en horizontes
de ese gris tan cotidiano.
Baño de lodo
Un baño de lodo me pinta la piel cansada,
es oscuro el barro que me cubre,
tan oscuro como la noche caminada hasta mi casa.
Respiro el olor a tierra fresca
que despide mi cuerpo,
mientras se apacigua toda mi nostalgia
en estas termas,
por cuyos sumideros,
arremolinados,
se atragantan,
aglutinándose,
casi ahogándose
unas a otras
las sobras de mi vida,
y los recortes de sueños
que tuvieron que ajustarse a lo real,
para salir después
por debajo de mi epidermis
medio rotos
desquebrajándose.
Un baño de lodo me pinta la piel cansada,
es oscuro el barro que me cubre,
tan oscuro como la noche caminada hasta mi casa.
Respiro el olor a tierra fresca
que despide mi cuerpo,
mientras se apacigua toda mi nostalgia
en estas termas,
por cuyos sumideros,
arremolinados,
se atragantan,
aglutinándose,
casi ahogándose
unas a otras
las sobras de mi vida,
y los recortes de sueños
que tuvieron que ajustarse a lo real,
para salir después
por debajo de mi epidermis
medio rotos
desquebrajándose.
Poemas tomados
de https://metapoesia.es.tl/Aurea-Lucrecia-Lopez-Quiles.htm
Áurea López Quiles
Alicante, España
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