Un día Dios…
Una mañana Dios se llamó a
descanso.
Las estrellas y las aves se desconcertaron:
ya no tenían el hilo conductor de sus vidas y, lo que era aún peor, no sabían
si lo tendrían al día siguiente.
El sol, liberado, cinco veces
apareció tras la montaña y cinco veces se ocultó.
La luna paseó su luz mortecina
bajo las aguas del lago.
Los sauces de despeinaron junto
al río mientras las luciérnagas, creyendo ser estrellas, se inmolaron contra el
cielo.
El hombre hizo noche del día.
Dios, viendo el desorden
general, decidió regresar, y todo retomó, una vez más, su monótona rutina.
María Cristina Berçaitz
Buenos Aires, Argentina
Hola Cristina: un gran texto, con referencias espirituales y a la vez ecológicas muy significativas.
ResponderEliminarMe pareció muy interesante
Irene Marks
Reflexión optimista, conociendo al hombre no hay castigo que lo haga mejorar, en casi todos los casos. Pero la esperanza todavía existe, se resiste a desaparecer.
EliminarQueridas Irene y Haidé:
EliminarMuchas gracias por vuestra lectura atenta y vuestros conceptos.
Mi abrazo y mis mejores deseos.
Ojalá algo sepamos aprender de estos tiempos difíciles.
Analía
María Cristina yo esperaba un final donde Dios daba una reflexión a los hombre. Me encantó ese final de volver a su "monótona rutina". >Muy creativo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura, querida Ana.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos
Analía