Vigilia
Salpicada
de barro
Estiro las piernas
Absorta
contemplo
el revoloteo de un colibrí
que se detiene
al lado del jacarandá en flor
Sin estigmas
sin rencores
Escabullo el dolor
Y es así
como prosigo.
Travesía
La distancia
entibia
los cuerpos acartonados
acuna las llagas
y hasta
las expectativas de mutación
Penetran sin esperanza
las esquirlas
La ambigüedad de los esfuerzos
el tiempo aprisiona
El abrazo
gime
en las manos.
Treta
Silencio
en calles cegadas
En noches
silencio haragán
¿Qué golpea
-silencio-
la agonía?
Aplasta
Ahoga
Mezquino
se mudó
cerca del ruido.
Tesoro
Induce al letargo
Hospeda la coronación
Y la resistencia
Las agujas
rotan hechizadas
El tul indolente
hilvana
no obstante
con sutileza
La mujer
zurce resuelta los hilos
y los anuda al cuerpo.
Ana Romano
Poeta nacida en Córdoba. Reside en Capital Federal,
Argentina
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