viernes, 16 de agosto de 2019

Carlos Javier Jarquin

El cielo te llora

Desde que te fuiste el cielo
se ha oscurecido, 
a preocupante inmensidad,
la luz de las estrellas,
viven en real ausencia.
Esperando tu regreso
ansiosamente
para volver a sonreír.

Son torrenciales de lágrimas
las que de este cielo brotan
constantemente,
el tiempo ha pausado
en la negra tormenta,
y este sufrimiento no desaparece
crece con velocidad interminable.

Sin tu afecto este mundo, 
ya no es habitable,
no hay nada de beber 
ni de saborear…
Sin derecho te has llevado todo
lo que aquí existía,
la razón de vivir es absurda.
ya no existe arte
porque ya no puedo amarte.


Déjame ser como el otoño

Por favor déjame ser,
como el otoño que en su
fastuoso e incitante disimulo
desabriga a las plantas,
para darles mejor vestimenta
y por supuesto que también
presume de un exquisito perfume
de los más aromáticos
para ellas y todo su entorno.

Déjame ser un segundo otoño,
desvestiré sensualmente
cada prenda que abrigue
tu fragante cuerpo;
donde la cama, techo y paredes
del aposento aplaudirán felizmente
cada beso y caricias que nuestros
cuerpos sumen y asumen,
en ese loco tiempo nos perderemos
de gracia y gracias.

En tu cuerpo impregnaré
máxima y tierna fruición,
en tu corazón legaré
colosal huella y será la estrella,
que podrá flagrar tu ser,
eliminando todo lo adverso
que has experimentado.
En tu mente dibujaré
un recuerdo brillante
como el más bello diamante
e inexplorado en el universo.

Quedarás exento de añoranza,
así como muchos árboles
despiden en otoño sus longevas hojas,
yo te haré olvidar tus malas
experiencias, conmigo descubrirás
el nacimiento de un mundo sugestivo
y será flamante en infinidad.
Así como el otoño le da nuevas hojas
a las fantásticas plantas del campo.
Juntos iremos a festejar
el crepúsculo de nuestra dorada vida.


Carlos Javier Jarquin 
Costa Rica

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