Abuela
Aquí se ve a alguien que cocina.
Aquí yace una cocinilla
que arrebata las cortinas de la
emancipación
y cuyo límite es el cielo de la
casa.
Aquí florece su rol,
cría esparciendo lágrimas
de panes olvidados
y tenedores de tristeza y
pobreza.
Nada le detiene en su
azarosa carrera del proveer.
Aunque a lo lejos se desprende
de sus recuerdos.
Aunque a lo lejos parece ser
oída.
Aquí una mujer mayor
presenta su atávico recuerdo,
sus palabras y arrugas;
su silencio y sus ganas de no
ser olvidada.
Aquí se ve a alguien que cocina;
aquí un recuerdo casi
entrecortado
en las puertas de los adobes,
en los márgenes del cielo,
en la casa empapada
de la más fría de las aguas.
Usted se encuentra en un viaje
Usted se encuentra en un viaje
respire profundamente
no olvide que
aprendió a dosificar el amor
para su mayoría de edad.
Adopte una posición adecuada
comience a sentir su cuerpo
pesado,
sus músculos se distienden
y comienza a sentir el peso de
su pasado.
Sienta el control de sus
impulsos,
la circulación en su cuerpo,
su tendencia al centro social
No piense en sus horas de
insomnio
ni en el texto de inteligencia
emocional
que alguien le impuso.
Olvídese de la angustia
se introducirá en los dominios
del autocontrol.
Tampoco piense en la bomba
que no estallará.
Deje sus preocupaciones
los compromisos están allí,
imagine una bella avenida
de magnolios en flor,
usted en el centro de ella.
Ahora: en lo más profundo
fluctúe, no razone;
tenga presente
que no trasmutará.
Sienta la paz y la serenidad
de un bello arte musical,
de un bello arte musical,
permanezca así un momento
donde quiera se encuentre.
Entre y salga
de una nueva consonante.
Todos los misterios,
todos los anillos del arcoíris
desembarcan en torno a usted.
Luego de un momento
comience a despertar,
póngase de pie y
deje atrás el diván rojizo
con patas de cobre.
Repita el ejercicio
cuantas veces pueda;
estése tranquilo
su tendencia al olvido
está controlada,
sus tics siguen en tratamiento…
El jarrón pétreo
Leonor estuvo hoy,
dejó junto al velador un jarrón
azul y pétreo.
De seguro volverá por el.
Tomó algo de mí y se marchó,
algo como un espacio ocular,
como un rostro de sueños.
Elena es su otro nombre.
Incrustado en mi corazón,
saluda a niños, padres y tiranos
internos.
Me temo que aún la amo,
y ella se aleja,
aunque volverá por el jarrón
pétreo.
No estoy seguro.
Esa noche ella celebró mi
ignorancia,
la caída del cabello.
Mientras el dibujo rupestre del
jarrón nos miraba.
Aquel dibujo vital y azul
me llevó en otro tiempo a
viajar.
Los caminos recorridos tienen
piernas detenidas,
en alguno de ellos estará
Leonor,
rosada y perfumada,
esperando la copa de vino
que del jarrón azul saliera.
Pedro Murúa Castro
Viña del Mar, Chile
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por pasar por aquí.
Deseo hayas disfrutado de los textos y autores que he seleccionado para esta revista literaria digital.
Recibe mis cordiales saludos y mis mejores deseos.
Analía Pascaner