sábado, 20 de abril de 2019

Elena Garritani


A la hermana gemela

Hermana, nos une un pacto antiguo
sellado en el esbozo de nuestro ser
entre aguas en sombras y latidos turbulentos.
Como briznas escindidas de sol y de niebla,
entrelazadas en el musgo de un arroyo blanco
hilvanamos en sedosos telares la cifra desdoblada de la carne,
la luz dividida de un milagro.
Nuestra historia. ¿una vida? ¿dos vidas? ¿media vida?
-aún no hemos podido descifrarlo-
Fue el comienzo de un perenne deshojarse,
alejarse, reprocharse, constatarse, buscarse. Nos dispersamos
con un empeño inmenso
en el rumor de la hierba, en la dureza del cielo
para reencontrarnos siempre en la guarida oculta donde repartimos
el botín de guerra, la alegría, las monedas falsas, la rapiña,
las lágrimas ardientes, el consuelo.
Renacemos consubstanciadas en humos lejanos,
en el delirio de los espejos trizados,
en la rosa muriente del atardecer,
en los fuegos fatuos que amenazan los bosques,
en el trinar oscuro que dispersan los pájaros.


Intento escribir

¡Ay quien podrá sanarme?
¡Acaba de entregarte ya de vero;
No quieras enviarme
de hoy más ya mensajero
que no saben decirme lo que quiero.
                             San Juan de La Cruz

Estoy encerrada en mi cuarto
intentando escribir, mientras escucho la Sexta de Beethoven:
el timbre no suena,
el teléfono no llama,
cartas de amor no llegan
ya no hay guiños
no soy tan joven ni tan bella
aunque, convengamos, la soledad estuvo antes
que la juventud y la belleza,
era una niña de pelo castaño.
Caen como torres de humo, jeroglíficos,
pentagramas sin clave, hojas en blanco.

Ante lo indescifrable alego,
que el amor tiene zonas reservadas al tacto,
al contacto, al pretexto, al más allá. La estridencia es una máscara
que comprime gestos simples, pedidos de ayuda,
hilvanes de danza, convites, ausencias
pero hay una suerte de visión que nace del silencio y arrastra
hacia el silencio.
 
Un perfil de naufragio o fuga o viento, me amenaza,
presiente la niña de pelo castaño
es un intento vano, es una veta opaca, es la tonta cordura
que me traba la lengua.
Tal vez descienda de la mujer un ciervo herido
sobre la luz menguante, en esta página.

Que la poesía……
Que la poesía no ostente el oro que acuña
ni perfore la vida con verdades eternas
ni cante al santo que a diario nos exige
el llanto que guardamos.
Hay un animal silencioso, solo, extraño que hablará otra lengua
cuando lo bautice una crecida de aguas
y se sacuda el polvo de cepo de los siglos.


A las rosas de Rainer María Rilke

 “Amiga de las horas en la que nadie queda, /en la que todo se niega al corazón amargo”/. Rainer María Rilke

Estás Tú, solitaria, surgiendo del luminoso tallo
o en el vergel, radiante, entre otras hermanas,
das tu frágil coraje a los ojos
y tormento a las miradas
Recoges de las rosas-todas un orden de belleza y beatitud,
de sensualidad y pensamiento,
como un rayo de gracia
en los pétalos caídos
la dulce muerte de toda fragancia
sufre  
el hueco de la caricia,
la espina multiplicada de los seres leves,
y las lágrimas, las lágrimas, ese ardid del rocío.


Elena Garritani
Buenos Aires, Argentina

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