* * *
Nadie estuvo en sus ropas, en su
patria, en sus raíces.
Un silencio de lobo avanzó y corcoveó por estas calles.
El terror derribó puertas y espió por las mirillas.
Una conmoción de muerte, de la puerta para afuera
y de los ojos para adentro, nos exilió del otro
y fuimos gente sola, de mirada huidiza, en los rincones
como las hojas tristes que los vientos amontonan.
Un silencio de lobo avanzó y corcoveó por estas calles.
El terror derribó puertas y espió por las mirillas.
Una conmoción de muerte, de la puerta para afuera
y de los ojos para adentro, nos exilió del otro
y fuimos gente sola, de mirada huidiza, en los rincones
como las hojas tristes que los vientos amontonan.
De Estos vientos (1984)
* * *
Faltan las palabras,
o sobran otras veces.
o sobran otras veces.
Los hechos las deciden
necesarias o las ahogan.
Las abren y evidencian,
y las golpean día a día.
Están bajo juicio sumarísimo.
* * *
Dejá que entre la luz,
dejala que entre,
que se acomode,
que abra su valija;
no vayás a echarla;
dale de comer;
dejá que ande por la casa.
Dos poemas de Silbos (1986)
* * *
Viento, háblanos del mar
que hoy estamos algo así
como aburridos, como tristes.
Afuera, ves, llueve,
llueve con ganas
y contigo. Háblanos
también de las costas
de Chacachacare y de Macuro
mientras tomamos el café
y miramos la ventana.
Háblanos
así, del oleaje
torrentoso dando en los cargueros
que se inclinan
en las Bocas,
que hoy estamos desolados
y deseosos de tu magia.
que hoy estamos algo así
como aburridos, como tristes.
Afuera, ves, llueve,
llueve con ganas
y contigo. Háblanos
también de las costas
de Chacachacare y de Macuro
mientras tomamos el café
y miramos la ventana.
Háblanos
así, del oleaje
torrentoso dando en los cargueros
que se inclinan
en las Bocas,
que hoy estamos desolados
y deseosos de tu magia.
* El autor vivió en Güiria, poblado
costero venezolano, durante 1977 y 1978, y a esa experiencia
corresponden los poemas del libro Las costas del golfo (1995).
Desocupado
Un desocupado, Dios, es una pieza
única
que hace a tiempo completo su trabajo;
una pieza insustituible
a todo el engranaje;
una mudez; un grito; un balbuceo;
un canal nivelador
que espera aguas,
aparentemente más cerca de la sequedad
y el olvido
que de la administración planificada
de riquezas.
Un desocupado, Dios, con su desierto
y su niebla,
vital a este equilibrio de espejismo,
donde cada cosa empuja o devora
a cada cosa.
Se repite, se confunde, y se alza
ya como discurso
de escena, que el desocupado está
desocupado
de toda función o todo uso,
mientras la máquina infernal, abismal,
ahonda el pozo.
que hace a tiempo completo su trabajo;
una pieza insustituible
a todo el engranaje;
una mudez; un grito; un balbuceo;
un canal nivelador
que espera aguas,
aparentemente más cerca de la sequedad
y el olvido
que de la administración planificada
de riquezas.
Un desocupado, Dios, con su desierto
y su niebla,
vital a este equilibrio de espejismo,
donde cada cosa empuja o devora
a cada cosa.
Se repite, se confunde, y se alza
ya como discurso
de escena, que el desocupado está
desocupado
de toda función o todo uso,
mientras la máquina infernal, abismal,
ahonda el pozo.
De Informe de barbarie (2002)
Eduardo Dalter
Buenos Aires, Argentina
Tiempo, lugares y poemas compartido.
ResponderEliminarABRAZO, Eduardo, José Antonio Cedrón
Feliz aniversario Analía y muchas gracias por enriquecer nuestro espíritu. Un abrazo inmenso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus reconfortantes palabras, Zulema.
EliminarCariños, que estés muy bien
Analía