-Buenos Aires, Argentina-
Deseos
Quisiera ser fiesta, una guirnalda de flores rojas que encienda las mañanas. Mesa con manteles blancos. Mar que acune. Lluvia que limpie. Una negra bahiana que bambolea en su cuerpo la música del mundo y guarda esencias en el escote. Puntillas, filigranas, agujeritos para espiar. Una voz para contar cómo se viaja a Itaca en el borde del poema. Quisiera ser telas, seda para las caricias, terciopelo para el roce casual, la compleja trama del brocato. Una carta. Selva con techo de hojas, la luz que se filtra, el rumor de los insectos, flor abierta y...
“descansar en la penumbra”
Fiesta de disfraces
Del vestido negro que abrazaba su cuerpo de mujer y lo realzaba, surgían unas enormes alas blancas…
El especial misterio del contraste apasionó a Superman. Volaron, cuando volvieron a la tierra ella se sacó las alas y él el traje con la sinuosa brillantez de la ese. Tuvieron miedo a la desilusión del otro y se alejaron.
Sin embargo sobre la alfombra los pedacitos de cielo brillaban.
Tapices
Los árboles se vuelcan en un río verde, ella nada en el follaje líquido, mientras una fibra de luz le adorna de alegría el pecho, cómo no sabe si mañana habrá otro, lo recibe, se esconde en su tibieza. Ese antiguo juego con el que se aprende a perder y a recuperar. Esconderse y aparecer como el día, como la vida.
Siempre lo nuevo como una joya, resplandeciente y temerosa.
La lluvia dejó sembrada su vereda de pequeñas flores aliladas, por primera vez le ganan a la invasión de todas las publicidades. Guarda en su mirada el tapiz enhebrado de flores caídas, una fiesta de palabras y el dorado ruido del último sol alborotando el pecho.
El Placer Rebelde
Estaba mirando varios libros de Luisa Valenzuela, entre otros el Placer Rebelde, antologado por Guillermo Saavedra, en una librería de Palermo, reclinada en un diván. Como nos cuenta Barthes, el placer del texto es el que nos hace levantar la cabeza del libro y volcar la lectura en el torrente de nuestras asociaciones vitales. Cuando lo hago, veo en la pared una frase de Luisa que nunca antes había visto. De todo esto importa la interpretación más que el hecho. Le otorgo el sentido de una travesura, un juego, una metáfora de la abierta escritura por donde transitan el erotismo, la libertad, el cuerpo, las relaciones de los géneros, el poder y el placer aún hablando del dolor. El placer está presente incluso en el relato de la desgarradora realidad argentina del tiempo de la dictadura. Es el placer de la sorpresiva puerta abierta. Hay algo de diversión, como divergencia sobre todo lo establecido, en la mirada de la autora sobre la realidad y en su misma postura corporal…
La inteligencia oculta
Poco hacía falta para ponerlo fuera de sí.
Ningún cuchillo servía para cortar la comida. Empezó con la violencia da las palabras: incompetente, tonta.
Luego se abalanzó con una gran cuchilla a la seda del cuello. Fue imposible lastimarla y desistió.
Botánica del tacto
Las flores amarillas largas como brazos, rodean la nuca del aire, se mueven con cierta languidez, suaves, sensuales, envueltas en verdes, como joyas de la tarde que se va.
Uma me dice "ya viene la noche". En la nueva mañana, si es que puedo, seguiré las caricias envolventes, cascadas de pétalos para tocar el aire. Para aprender de la inteligencia de las flores la morosa, libre cualidad de ese abrazo.
Textos tomados de Inventiva Social, publicación editada y dirigida por Eduardo Coiro, Buenos Aires (Argentina)
http://www.inventivasocial.blogspot.com
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El único misterio del universo es que exista un misterio del universo.
Fernando Pessoa
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miércoles, 13 de junio de 2012
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Me encanta el trabajo de Cristina, y esta muestra no es la excepcion. Gracias, Analia, y felcitacione spro promulgar su obra.
ResponderEliminarAbrazos
Marta
Gracias por tus palabras, mi querida Marta, gracias por tu cercanía.
ResponderEliminarEs creativa y ocurrente Cristina, también me agrada leer sus escritos.
Mi abrazo y mi cariño y mis deseos que estés bien, si?
Analía