miércoles, 13 de junio de 2012

Antonio Arroyo Silva

-Canarias, España-

IV

La miseria es posible que calle un día de estos
y balbucir la oigamos su último desaire.
Habrá un yerbajo azul de tristeza después de sus maitines
y una viuda alegría fingirá estar triste
cuando llegue al fondaje su piel de hojas secas

O es posible que caiga
de los huérfanos rotos un saco de vacío.
Ay, la miseria póstuma
que da pan al sediento para que sienta hambre.

¿Quién pudiera tener
los hilos de tu araña para romperlos todos?


V

Zapato que no cabe en la calle del verso
clavo en la suela pero tal vez el verso es el zapato
y decirlo el cristal quiebre el dedo del pie
zapatazo o certeza que no cabe en esa incertidumbre

pararse en lo descalzo de la noche el cordaje y el cuero
donde las piernas pliegan lo andado a lo pensado
y salirse del giro a llenar orfandades
el callo inquisitivo

Zapato desterrado a otro llano sin llamas
donde la muerte llega a buscar su pellejo
y encuentra las narices dispersas por la calle
al fémur adheridas como oliendo el vacío


VI

Tejedor Leocadio entre la jauría de lobos sin banderas
A buscar esa sombra de un aullido el aceite de los barcos celestes
en el lomo se posa del concierto inconcluso
a la sazón bajando como abejas del tímpano
a una desolación de bárbaros andamios sobre la yerba impura

Esta vez el noray ignoró una bandada en espera
el vuelo incesante de las amapolas y el engaño azul de la infiel benzedrina
Esta vez no quisiste dormir otro sueño más allá de aquél que no existe
con las alas truncadas por marasmos de perros callejeros
Su estertor de cabinas y alféizares que incitan muchedumbre de peces
fue cazar al cetáceo que aloja tu ausencia milenaria

No encontraste el declive del oro sobre los muros del muelle
La muerte fue una efímera senda que huyó de los calendarios
y una noche en el párpado que encendía pespuntes
en la infancia de Gelman

El llamado del mar envasado al vacío va dejando cartones
impresos en las uvas del labio transcendido
a una voz que le teme a la lluvia de sí

El llamado del mar el no invitado a la vida el desterrado
al cantero de nadie el que iba a volar y chocó contra el muro
con un cuervo esperando su habitación kafkiana
el reo que encerró al alcaide del lenguaje a este lado de la horca
y creyó marchitar el asfódelo que William Carlos
plantó en el infierno de Dante cuando dormía al raso
y soltaba los óbolos en el río de sus venas
para llegar callado a la Estigia del verso

Tejedor Leocadio Ortega tu ortiga en el caletre asombrado
realidad urticaria que piensa y no transcurre
por la piel de penélopes que tejen horizontes sin hilos de otra orilla
o arañas que destejen el tapiz de lo andado
Guerrero que llegaste de tu atroz singladura
con un arco astillado sin presentar batalla


……………………............……………………Poemas de Casi luz

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Aprender sin reflexionar es malgastar la energía.
Confucio

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6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ha sido un gusto publicar tus poemas, Antonio.
      Un saludo cordial
      Analía

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  2. Muchísimas felicidades a tí, a Antonio Arroyo, por su poética que día a día nos acerca a las palabras nobles.Un abrazo. Berbel.

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  3. Genial, un agrado encontrar tu poesía en este espacio para ella en Argentina, viva La voz propia!

    Abrazo Analia,

    Leo Lobos

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    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras, querido Leo.
      Un saludo cordial, que estés muy bien
      Analía

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