-Tinogasta, provincia de Catamarca, Argentina-
La golondrina sedentaria
Hubo cierta vez una golondrina sedentaria. A contramano y a contrapelo del instinto viajero que llevan inscripto en sus genes las sucesivas naciones de golondrinas, esta golondrina decidió, no se sabe cómo, no partir. Así que ese año, al comenzar el otoño, se negó a cruzar el mar océano.
Su pueblo, mientras tanto, volando y volando hacia el inmenso horizonte discutió su caso. Algunas opinaron que era una verdadera manía mística esa de quedarse en soledad, apartada, contrariando al genio gregario propio de su raza. Otras pensaban distinto: veían en esta golondrina a un espíritu romántico, heredero de su tiempo, que al afirmar su personalidad individual, daba quizá inicio a una nueva especie de la familia de los "hirundínidos". Y otras avecillas peregrinas, sencillamente adjudicaron su conducta a una cierta apatía o pereza que no tenía nada que ver con altos ideales o sensibilidad romántica.
Como nuestra heroína jamás abrió el pico para aclarar el motivo de su extraña conducta, quedó para siempre instalada la duda acerca de las verdaderas razones que la impulsaron a ser lo que fue: un caso raro, apartado, casi una paradoja. Lo que sí sabemos en forma fehaciente es que llegadas las primeras heladas, languideció y después murió, tal como ocurrió con la golondrina que había entablado amistad con el Príncipe Feliz, en el cuento maravilloso de Oscar Wilde.
La existencia de Dios
Mi amigo Lalo me encontró en la calle y me preguntó sin mediar preámbulo: Profesor, ¿usted juega a la Lotería? Nunca en mi vida, le respondí, ¿por qué debería hacerlo? Por algo muy sencillo, me dijo Lalo: usted es un buen tipo y diosito desea que los buenos tipos jueguen para que Él tenga ocasión de hacerlos ganar...
El razonamiento de Lalo me dejó pensando, así que cuando tuve tiempo para ordenar mis ideas, lápiz en mano, lo repasé y quedó como sigue: Si Dios existe, entonces Dios, que es bueno, desea estimular a las buenas personas haciendo que ganen la Lotería, de modo de premiarlas y de paso, en conclusión, demostrar Su propia existencia.
En este mismo instante, llevando en uno de mis bolsillos un billete de Lotería, recorro trémulo las calles de mi barrio, aguardando el momento del sorteo.
Discusión entre clavos
Dos clavos discutían acaloradamente entre ellos para saber qué cosa era más importante en su anatomía, si la cabeza o la punta. No se ponían de acuerdo y en eso estaban cuando intervino el martillo y con sendos golpes soberanos enterró a ambos, firme y definitivamente, en la gruesa tabla en que estaban apoyados.
¡Si me hubieran consultado, vociferó el martillo torpemente, hubiera dicho que para mí la parte más importante de un clavo es el cuerpo, ya que permite que la fuerza de un buen martillazo se propague íntegra y total de un extremo a otro!
Relatos del libro La Golondrina Sedentaria y Demás relatos muy breves. Editorial Argentinos, Tinogasta, 2009 (edición limitada)
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Puedo derrotarte físicamente con o sin razón, pero sólo puedo derrotar tu mente con un razonamiento.
Proverbio japonés
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martes, 12 de enero de 2010
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Hola Luis:
ResponderEliminarUna alegría encontrar tus trabajos en el blog de Analía a quien debo el placer de conocerlos.
Cariños
Gracias por tu paso por aquí,Norma querida.
ResponderEliminarLuis es un excelente escritor y una espléndida persona.
Cariños
Analía
Gran escritor, don Luis Taborda, y una persona humilde como pocas. Un placer leerlo en tu revista, querida Analía.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, querida Susana.
ResponderEliminarTenés razón: la humildad y sabiduría de Luis lo hacen grande grandísimo.
Cariños
Analía