-Pergamino, Buenos Aires, Argentina-
Teléfono público
Sólo alcanza
para hablar unos minutos.
Cae la ficha
y el hombre se estremece.
No recuerda
el motivo del llamado
ni el sentido del mensaje.
Sin embargo sigue allí,
endurecido por la pena,
aterrado por olvidos
que él mismo multiplica
al mover sus labios temblorosos.
Poema II
En este silencio
que almidona las palabras
edifico otro silencio
más severo.
Más duro y cerrado
que las piedras,
más viejo
que algunos pasatiempos.
Sumergido en el agua
de sus días
sólo alcanzo a nadar
cuando me duermo.
Del libro Los años anteriores. Ediciones Botella al mar, julio 2009
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Sin embargo, no son pocas las noches en las que sueño la libertad de mi propia ausencia.
David Fernández Rivera
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viernes, 25 de septiembre de 2009
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Precioso Horacio, un gusto encontrarte en lo de Ani, besos, gus.
ResponderEliminarHoracio, me agradó encontrar tus poemas, breves y efectivos, en este sitio de Analía donde siempre hallamos calidez y buen material.
ResponderEliminarCordial saludo para ambos.
Betty Badaui
Mis tan queridos Betty y Gus:
ResponderEliminarGracias por sus palabras amorosas y alentadoras.
Un abrazo y todo mi cariño
Analía
Hola Horacio: Muy buenos tus poemas y la selección de Analía. Un beso para los dos Irene Marks
ResponderEliminarHola Horacio: Muy buenos tus poemas y la selección de Analía. Un beso para los dos Irene Marks
ResponderEliminarMuchas gracias, Irene.
ResponderEliminarSaludos
Analía