-Escritor nacido en Rosario, reside en Capitán Bermúdez, provincia Santa Fe, Argentina-
Tres deseos del crédulo pescador
Un hombre pesca a orilla del río una lámpara que parece mágica. El hombre la frota hasta que sale la voz antigua de un genio:
-A tus órdenes, amo. Pídeme tres deseos y te serán concedidos ya ya ya.
El pescador piensa muy bien sus deseos y pide:
-Primero quiero la salvación y gloria eterna para todas las almas pasadas, presentes y futuras de este mundo y de cualquier otro lugar en donde las hubiere.
El genio pareció dudar un momento y preguntó:
-¿Y cuál es tu segundo deseo?
-Segundo: que tú seas libre y feliz para siempre de toda servidumbre y que quien te encerró en esta lámpara sea perdonado.
-Ya veremos si perdono a ese malvado -murmuró el genio- ¿Y cuál es tu tercer deseo?
-Tercero: que esto esté sucediendo de verdad y no sea cuento.
Y pasó el tiempo y los tiempos y el genio no pudo concederle el tercer deseo. Y el cumplimiento del segundo deseo y del primero, el pescador todavía los está esperando.
El borrador
Un hombre salta una tapia y cae muerto en medio de un jardín.
Toda la vida del jardín se conmueve y viene a pedirme que deje mi cuartilla a medio hacer y mi lapicera y mi escritorio y salte la tapia para averiguar allá afuera quién lo mató. (Yo soy el autor y lo tengo que saber y lo tengo que contar). Pero yo tengo miedo de saltar esa tapia y caer muerto del otro lado. Entonces vuelvo a mi escritorio y a mi hoja a medio narrar y concluyo:
-Queridas flores y queridos bichitos del jardín, mejor tiremos el muerto otra vez afuera y borremos estas líneas y escribamos otro cuento sin muerte y sin miedo, eh? ¿Qué les parece?
Ida y vuelta multiplicada
Una mujer estira su mano hacia la copa del Árbol de la lengua y del habla y desprende una palabra de jugoso aroma y dulce color. La mujer abre con su lengua la palabra y se mete toda ella dentro de la palabra, hasta el carozo.
Luego monta el carozo de esa palabra y viaja sensorialmente y va visitando las costas de los siete mares del silencio.
De las orillas de los mares del silencio viene un aire de verbos que acaricia el vientre y peina los cabellos de la mujer. La mujer lleva el carozo a la mejor playa y lo deja encallado en la arena y se adentra en la tierra firme de las voces. Las voces son en esa parte todas masculinas y reciben a la mujer en interminables orgías.
La mujer vuelve preñada hasta el carozo y monta y vuelve por los mares hasta el centro oceánico de la palabra que la contiene. Y sube por una liana hasta el cenit. Y sale de la palabra por donde había entrado y se arrodilla a parir siete hijos junto al Árbol de la lengua y del habla. Y canta. Y va dejando cada hijo prendido como fruto de una rama del árbol y luego se tiende a descansar y viene el viento y algunos animales se asustan o huyen a esconderse, pero la mujer se confía al amparo del Árbol y duerme en paz el mejor de sus sueños y siete sueños más, y la mitad de otro sueño, porque ella sabe que a las palabras que echaron raíces en la vida, no se las lleva ningún viento.
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Lo último que quiero que me pase cuando estoy escribiendo es ser hechizado por la imaginación de otro. En este estado me gusta leer tres, cuatro o cinco libros a la vez, mezclándolos, hasta que formen una obra bizarra, compleja y rococó mucho más interesante que cada uno de los libros con que está compuesta.
Steven Millhauser
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sábado, 7 de febrero de 2009
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Me parece muy bueno el de Ida y vuelta multiplicada, tiene sabor a Mito, el ritmo de esos relatos antiguos, pródigos en viajes, repeticiones y pariciones...
ResponderEliminarRubén me gusta lo tuyo, las imágenes quedan al finalizar la lectura.
ResponderEliminarMe gustaron mucho. Hay algo de leyenda en el tercero que me obliga a regresar. Felicitaciones.
ResponderEliminarAlicia Perrig
Rubén eres grande...
ResponderEliminarUn abrazo Gus.
Escribe bonito Rubén. Lástima que por estos días no me dejan estar mucho en la compu, pero al menos para que él se entere que lo he leído y me ha encantado su rumbo.
ResponderEliminarUn beso,
d.
Rubén,así como el origen de las palabras, me suena que sea una mujer precisamente la que hecha raíces. hermosa referencia a los mitos.
ResponderEliminarCariños
Anahí d.Bezoz
Gracias por leer a este buen escritor, queridos Luis, Julio, Alicia, Gustavo, Diana y Anahí.
ResponderEliminarUn abrazo
Analía