-Buenos Aires, Argentina-
Cuando den las campanas
Eran las tres de las manos
menos diez repartos
de nardos y naranjos.
Eran las cinco lagañas
en la tarde más erguida
de pezones buscados.
Y descendía la noche
en pestañas de gato.
En la menos garra del alma
cosidos los párpados
a la sombra lunática,
rodé las callejas.
Por no patear a los hombres
me hice amiga de las fieras.
En la mariposa justa
las enamoradas alas
dieron apenas campanadas.
Color desparramado,
pólvora violeta
anudando mi zapato.
En la menos cero del hombre
corté el cordel de plomo.
Salí umbral a buscarme
y me encontré flor,
a deshojarme...
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Todo lo que uno inventa es verdadero. Mi pobre Madame Bovary sufre y llora, probablemente, en veinte pueblos de Francia al mismo tiempo y a esta misma hora.
Gustave Flaubert
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sábado, 7 de febrero de 2009
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Cuando dieron las campanadas
ResponderEliminarvolaron las palabras
se aposentaron las palomas
en mi cuaderno,
y mudo y sin grafemas quedé,
para decir que poema
laberíntico gusto
mi, yo digo, que...
que todo por
dejar las palabras
fuera de la jaula...
Interesante réplica la suya, señor García.
ResponderEliminarUn abrazo
Analía