-México-
Gravitación
Aquel hombre de repente empezó a caer para arriba, cuando al instante otro hombre lo sujetó con fuerza para que no cayera, y se incorporó otro, y luego una mujer, y otra, y otros más. Había ya varias personas sujetándolo con fuerza, pero poco a poco se veía que el esfuerzo sería inútil. Hasta que todos cedieron. Cuando lo soltaron, en medio de un grito aterrador, el planeta entero cayó al vacío infinito. Todos empezaron a caer para abajo, menos el hombre que caía para arriba, y que se quedó flotando para siempre en el universo.
Sin sentido
Los oídos le dijeron a la boca que los ojos estaban hablando del mal gusto de las manos.
Venganza
El fuego devoró el agua. Después, murió de sed.
Deseo
La eternidad pudo complacer la transparencia de la mariposa haciéndola mujer.
Amor efímero
La besó olvidando que era burbuja de jabón.
Mujer tanteó el suelo
La mujer, con sus pocos más de veinte años, se encontraba sentada en el banco de un parque. Era el mediodía, y lo esperaba a él. Ilusionada como quien espera a Los Reyes Magos. Continuamente pasaban niños y sus voces, gritos, risas, carreras, juegos, la llenaban cada vez más de ilusión. A su espalda el paso del vendedor de algodones de azúcar la hizo voltear y le pidió dos, rosas. A las tres de la tarde, los algodones ya estaban derretidos. A las cinco, los algodones ya estaban debajo del banco. A las siete, la mujer desdobló su bastón para marcharse. Tanteó el suelo. Y se prometió a sí misma no dejar de creer en Los Reyes Magos.
Fuera de sí
El compás tuvo un mal día, y trazó un cuadrado.
Lápiz y goma de borrar
Nacieron ya divorciados.
Mareo
Las líneas paralelas chocaron entre sí.
Noticias
Aquél húmedo sobre contenía una carta tan triste, que cuando lo abrió, sólo encontró lágrimas.
Enfado
El lápiz dibujó una sonrisa. El papel se viró.
Entusiasmo
El compás hizo gritar a la mesa de dibujo.
Bendita mosca muerta
En ese lugar, como en muchos otros, como en casi todos, todo estaba prohibido. Todo era obligación. Aquel hombre tenía por obligación ordenar, clasificar, limpiar los libros de la biblioteca. Solamente. De mantener impecable la biblioteca de ese bendito lugar. Solamente. Porque en ese lugar, como en muchos otros, como en casi todos, estaba prohibido leer. Porque leer podía poner en peligro a ese lugar, como a muchos otros, como a casi todos. Tanto a aquel hombre, como a muchos otros, como a casi todos, se les saciaba el hambre. Para que no pudieran decir que pasaban hambre. Ah! Pero aquel hombre… Cuando es el corazón el que tiene hambre, entonces en cualquier lugar, como en muchos otros, como en casi todos, no hay quien lo detenga. Por eso el corazón de aquel hombre buscó el aliado perfecto. El aliado con el que todos los días sería vencedor en ese lugar, en muchos otros y en casi todos. Su corazón se alió con su razón. Corazón y cerebro. Cerebro y corazón. El hombre, tan sabio como todos los libros de aquella perfecta e intocable biblioteca, asumió el riesgo de leer para saciar su propia, verdadera hambre. De leer sin que nadie sospechara. Leer con paciencia, con regocijo, de principio a fin, capítulo a capítulo, libro a libro, en rigurosísimo orden, toda la biblioteca, y sin dejar huella. Salvo una mosca. Una mosca muerta que marcaba la página de su última lectura. La mosca muerta, al final bendita en ese lugar.
Textos del libro La línea entre el agua y el aire, Colección Los Libros de las Gaviotas, otra dimensión de la Colección Gaviotas de Azogue. Número 2 / Cuentos hiperbreves / Madrid / México D. F. / 2008
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Un hombre demuestra su grandeza por el modo en que trata a los que son o tienen menos que él.
Thomas Carlyle
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viernes, 9 de enero de 2009
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Me encantaron los microcuentos. No conocía al autor. Muy buenos. Y por supuesto, muy buenos los poemas de Carlos y María Rosa. / "Está soplando en el viento" la respuesta, pero pareciera que hasta que ese viento no sea un ciclón no va a ser escuchado. / Saludos.
ResponderEliminarQuerido Luis: me reconforta saber que disfrutaste los cuentos breves e hiperbreves de José Víctor, un querido amigo.
ResponderEliminarTambién te agradezco los comentarios a los poemas de Carlos y María Rosa.
Tal vez deberíamos entre todos tomar "la respuesta" y soplar y dirigir el viento hacia el mismo lado... quién sabe qué sucedería, verdad?
Gracias por pasar por aquí, Luis, un abrazo
Analía
Me parece de una originalidad tremenda estos breves cuentos y dirìa pensamientos en frases.
ResponderEliminarMuy bueno
Valeria Rossi
Coincido querida Valeria, creo que José Víctor tiene el don de decir mucho con pocas palabras, y a veces sólo le basta un buen título y una línea de palabras.
ResponderEliminarUn cariño
Analía