-Elche, España-
Las libretas
Es difícil bucear por una infancia donde la arena de sus desiertos ya tiene etiqueta de caducidad y solamente, se guardan en un cajón unas diminutas partículas capaces de formar un oasis de recuerdos, extrayendo de ellos toda esa esencia de un pasado sin pliegues en nuestras vestiduras.
Todo se reduce a un momento concreto de mi existencia, no podría concretar la edad de la que disponía, pero sí me acuerdo de mi santuario, una parcela a la que yo consideraba como mía, donde mis juegos transcurrían en la repisa de ese gran ventanal donde había macetas de plantas bien alienadas. Para mí, la galería o cuarto de basuras del piso de mi abuela era el mejor lugar de juegos que un niño pudiese haber soñado nunca. En aquella habitación nadie me molestaba a excepción de cuando me llamaban para comer.
Como todo niño de horas solitarias, tenía que disponer de mi imaginación y los pocos juguetes que disponía a mi alcance para inventar mis historias. Cada superficie tenía su nombre, y el mejor lugar de la galería era precisamente aquella repisa, codiciada por los cromos de cartón de jugadores de fútbol, o las chapas dobladas de botellas de cerveza o inclusive, de los cochecitos metálicos que en ocasiones los hacía saltar desde la plataforma rectangular de la lavadora hasta la cartela y todo para destronar a los muñecos de playmobil de cuyo dominio, parecía infranqueable.
A veces, transformaba mi particular historieta, reclutando a uno de mis muñecos para que explorase mi cuarto de juegos. Fue entonces cuando del cubo de la basura rescaté unas libretas ínfimas de anillas plateadas. Al abrir una de sus hojas, las rimas desplegadas con su perfilada sangre azul, reventó mi curiosidad y reformó mi cuerpo de principito para que el resultado final fuese el de un sapo de estrofas insaciables.
Si la hermana de mi madre no hubiese recopilado aquellas poesías para que mi abuela las tirase, tal vez seguiría jugando a conquistar un pedazo saliente de su galería con sus macetas de plantitas acopladas unas tras otras, sin embargo, descubrí aquellas libretas y ahora juego en otra repisa con otro tipo de letras que sin ser números, se van restando formando unos agrios versos sin sentido y casi imperceptibles para mi vista. Ojala algún día pueda ver en esa libreta un poema de infancia, pues eso significará, que vuelvo a ser un principito.
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Lo común es que nos domine el lenguaje. Lo especial, que dominemos la fantasía.
Daniel Battilana
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viernes, 9 de enero de 2009
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Me gusta este relato, no conocía al escritor pero he indagado y he visto que tiene más relatos y libros publicados. Gracias por habermelo descubierto.
ResponderEliminarPatricia García
Gracias Patricia. Sí, es un buen cuento, hay un importante cambio en el personaje.
ResponderEliminarUn cariño
Analía
Este cuento tiene mucho sentimiento, merece la pena leer cosas así, no? Un niño que descubre que se va haciendo mayor o al menos eso es lo que he entendido,emplea la metáfora literaria, me gusta mucho.
ResponderEliminarComo expresé anteriormente, me agrada el cambio que se produce en el personaje.
ResponderEliminarAnalía
(lamento que has olvidado poner tu nombre)
Muy bueno este relato, había leído algo de éste autor pero en poesía, pero no sabía que escribía cuentos, muy bueno me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo para el autor de Julio Coves Sagunt
Gracias por tus palabras, Julio.
ResponderEliminarEstá bien logrado el cuento, como expresé en un comentario anterior: hay un cambio importante en el personaje.
Un saludo cordial
Analía
Analía de donde es este autor?
ResponderEliminarSoy Francisco Queiroz de Costa Rica.
Francisco: gracias por detenerte en este autor.
ResponderEliminarJosé Manuel vive en Elche, una localidad de Valencia, España.
Tiene una página web, por lo tanto podés encontrarlo en algún buscador en internet.
Un saludo cordial.
Analía
Analia tienes más relatos de este autor. Francisco Caballero Rosbel de Galicia
ResponderEliminarApreciado Francisco:
ResponderEliminarMuchas gracias por detenerte aquí.
Tengo un par de cuentos de José Manuel, tomados de otros espacios literarios.
Si ponés su nombre en algún buscador de internet, encontrarás más textos de este autor.
Te mando un saludo cordial, que estés muy bien
Analía
Amalia soy María de Santander en que libro esta publicado este relato?
ResponderEliminarMaría:
ResponderEliminarDesconozco si este texto está publicado o no en algún libro. El autor tan sólo me envió su cuento por mail.
Un saludo cordial
Analía