miércoles, 7 de noviembre de 2007

Rogelio Ramos Signes

Fugacidad eterna

……………………………………………"Nuestros muertos no están muertos,
……………………………………..…… sólo regresan a los sueños"
……………………………………………(Reynaldo H. Uribe)

En este poema mi padre está vivo
………………(como en los sueños),
poda sus plantas,
limpia de hojas el diminuto jardín,
habla de fértiles valles en medio del desierto
y espera el encuentro del domingo
donde Independiente posiblemente gane.

En este poema mi padre lee con voracidad,
sin discurso que lo sustente, sin ideología.
Lee por el simple placer de la lectura,
alimento del alma
que sólo consumen algunos seres animados.

En este poema mi padre habla de maderas,
de la siempre misteriosa veta del roble,
del aroma del cedro
que perfuma los dientes de la sierra.
Es el olfato de un hombre
que goza de todos sus sentidos
el que habla por boca de mi padre.
………………Yo sólo soy un niño de siete años
que escucha y aprende.

En este poema
………………(al igual que en una fotografía)
mi padre es el tercero desde la izquierda,
el que sonríe como diciendo
"en algo hay que ocupar el tiempo".
Y en su tiempo está vivo.

En este poema
mi padre inicia un nuevo injerto
sobre la rama motora del ciruelo.
Tal vez por eso se lo ve inquieto,
anhelante, lleno de locas expectativas.

En este poema
mi padre vive eternamente.
Pero es el poema
………………(pequeño, mezquino, dubitativo)
el que no está a la altura de mis necesidades.
Es el poema
……………….(volátil, inexacto, cobarde)
el que no logra que este instante sea eterno.

Tomado de la revista “Museo Salvaje”, Santa Rosa, La Pampa, Argentina, 2001


Tus sueños y vigilias

Yo no quiero escribir
una carta de amor
a una mujer ya muerta.
………Yo quiero aforar tu caudal,
………ascender en la contracorriente
………de tus benditos líquidos.
Yo no quiero
una literatura de pesadillas.
………Yo quiero una situación carnal
………(como una fundación)
………con poste enhiesto
………y rollo de justicia
………ingresando en esos mares,
………en esos desiertos
………(ingresando)
………en esas grietas del paisaje.
Yo no quiero los restos de un naufragio
sobre mi mesa de noche.
Yo no quiero el remanso
de ajenos vendavales.
………Yo quiero ser vendaval
………sin pensar en remansos.
Yo no quiero migajas
ni lástima a compartir
ni seguros contra incendios.
Yo no quiero llegar a una cena
cuando otros ya repiten su postre.
Yo no quiero ser el historiador
de tus cicatrices.
Yo quiero ser el recuerdo de esas huellas
no el escriba que diserte
sobre su condición de rúbrica.
………Tus sueños y vigilias quiero ser.
………Nada más que tu vida
en lo posible.

Inédito


En el antiguo lavadero

La ropa que usaba la señorita
días antes de la guerra
no se veía igual que la ropa que usaba
después de la guerra. Y era la misma.
Yo la hundí en la pileta del lavadero.
Yo la cubrí con jabones perfumados.
Yo la hice girar en el agua
que soltaba su vapor de suspiros hacia el techo.
Yo logré ahogarla de cuidados y de amor,
a la señorita. No a la ropa.

Del libro “Tucumán: Huit poètes argentins”, edición bilingüe español-francés, libro y CD, Abra Pampa Editions, París, Francia, 2006

Rogelio Ramos Signes – San Miguel de Tucumán

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Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.
Antonio Machado

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1 comentario:

  1. Fugacidad eterna es uno de los mejores poemas que he leído (y leo mucho). Gracias, Analía Pascaner, por hacerme conocer a este excelente poeta. Susana Lizzi

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