Una poética a la intemperie
La poesía del sanjuanino Jorge Leónidas Escudero (1920) afirma una de las muestras más intensas de la actividad poética, de la originalidad estética y de la hondura de contenidos, con provincias en ese sentido por demás vitales, desde el Noroeste a la Patagonia. Si bien aún no presentes en estudios ni en antologías realizados en la gran metrópoli (por lo general tan ligeros como de poco confiar), estas producciones no sólo vienen prestigiando un lugar, sino asimismo ofreciendo a la poesía argentina de estos años una intención y un aliento tan decisivos como conmovedores, que por otra parte son capaces de ir sustentando un mapa creativo dinámico, donde parece asomar, o ya se muestra, sin dudas, el paisaje humano estremecedor que se vive o se respira.
Sigue uno de los poemas más reveladores y tensos de la obra del poeta.
Eduardo Dalter
Buenos Aires, septiembre, 2007
Guanaco Relincho
Paró pata en la cumbre reinadora
y miró por el tiempo de sus hembras;
copó el viento, le puso contraseñas
y lo volcó en las cuestas azulinas.
De cogote cruzado con las nubes estuvo,
antojo de ser luz, pegado al cielo.
Corazón de algo grande parecía
diminuto en la mano de una peña.
Del alto nacedero de sus ojos, la nieve
colgaba derritiéndose para formar los ríos;
los pastos amarillos caían de su pecho
saltando las quebradas rumbo a las vegas verdes.
Y enhorquetó de pronto un eco en las orejas:
entre los farallones la piedrita movida.
Dio una vuelta en redondo, avizoró de frente
y así entró por el ojo de la carabina.
Lanzó un relincho azul, morado y negro;
le chispeó en el codillo abierta rosa;
sorprendido en secretos con su ángel
entró al revolcadero de la sombra.
Huyeron las guanacas por las crestas;
hilaron con su lana los abismos;
y la cumbre quedó sin corazón arriba,
como un grito en la nada, sólo piedra.
Jorge Leónidas Escudero nació en San Juan, Argentina, en 1920. En su juventud fue buscador de oro. Comenzó a publicar en su provincia muy tardíamente. La raíz en la roca (1970) fue su primera obra édita. Es autor de una veintena de poemarios. Se destacan, entre otros: Le dije y me dijo (1978), Piedra sensible (1984), Caballazo a la sombra (1998), Senderear (2001), Endeveras (2004) y Divisadero (2005). Publicó asimismo varias antologías, que agrupan parte de su producción. Su poesía ha obtenido importante difusión estos años. La Universidad Nacional de su provincia lo galardonó con el título de Doctor honoris causa en septiembre de 2006.
*************************************
-¿Cómo podría ser yo un gran hombre… como tú?
-¿Y por qué ser un gran hombre?, dijo el Maestro. Ser simplemente un hombre ya es un logro bastante grande.
Anthony de Mello
*************************************
lunes, 8 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Que belleza! Por algo Jorge Leónidas Escudero es considerado un grande y lo será, por siempre, un verdadero grande. Ha sido una emoción inigualable leerlo. Gracias.
ResponderEliminar