jueves, 20 de noviembre de 2025

Gustavo Vaca Narvaja

Zakin 
Retrato de una Mujer Toba 

Lejos de una vegetación cubierta en bruma 
De portentosa solemnidad silenciosa 
Se abre una luminiscencia vacilante 
Alerta al asombro 
Acorralada quizás por el tiempo 
Se desvistió el día, liberado de niebla 
En una claridad teñida de magia 
El susurro del río, homenajeado 
por racimos de espumarajos enredados

Refleja una difusa imagen acompañada 
del revoloteo de aves de caprichoso plumaje 
cabalgando sobre notas imaginarias 
Del réquiem…lacrimosa…de luz eterna 
Inunda la vegetación el gris a verde intenso 
El cuchicheo del agua en un concierto 
profundamente abismal y puro 
Una imagen delicada 
Acaricia el cristal biselado 
La brisa humedece su rostro 
La luminosidad, confirma un sol inclemente 
Zakin, encendida en el 
Mágico reflejo de su semblante 
Irrumpe… 

¡Una mujer concebida por la belleza! 
¡Una plácida fantasía viviente! 
Un templo acariciando el cielo 

Efigie perfecta y dócil 
Quietud mansa sobre la orilla del río 
Zarandea rizos caprichosos con sus manos 
Su desnudez de doncella, paraliza cualquier permuta 
El tegumento refulgente por agua esparcida 
Da un brillo extraño a un cuerpo firme. 
Liso. Libre de vello. 
Vaporoso; sólidamente agraciado 
Sutilmente esquivo, cualquier intento intrépido 
Dos planetas prominentes 
Florecen en su pecho, con dos yemas jactanciosas
Oscilando solidarias y vírgenes 

Contrasta su talle poco enunciado 
Decreta el inicio de piernas, semejando dos anhelos 
Buscando entrelazar pasiones 
Sus facciones, delicadamente recortadas 
Parecen cinceladas sobre un ébano grácil 
Pómulos orgullosos, afloran de impetuosos augurios 
El mentón…riñe un cielo límpido 
Sus labios; encarcelan el capullo del néctar

Zakin desnuda…Insaciablemente desnuda 
Semeja la madre…de América, de Castagnino. 
O extrañas reproducciones de Velázquez 
Con el color de tez, propia del pincel de Cézanne 
Mientras el espectador inerme se mantiene erguido 
Estoico y embelesado, desgarrando su orgullo 
Sin lograr arrinconar la mirada de Zakin 
Esa imagen emociona y desconcierta 
Tanta beldad salvajemente bizarra 

¡No es aquella Zakin… 
Cubierta de holgados atavíos, que conoció huyendo! 
Tampoco; con quien platicó en el huerto 
O aquella joven, fugada 
Ahora… 
En el natural marco de una agreste naturaleza
Emerge una Zakin distinta; inundada de candidez y pureza 
Liberada de espectrales resentimientos 
Abandonados por su designio 

Ahora; es… 
Una mujer…Del monte impenetrable 
Extrañamente desafiante 
Orgullosamente dotada de hermosura 
Humedecida con filamentos de sombras 
Y resplandeces de media mañana 
Racionando disimulos 
A propios y extraños 

¡Una mujer fantaseada por la belleza! 
¡Una plácida ilusión viviente! 
Encumbrada en un pedestal de frescura 
Acarrea un impaciente desvelo 
Que la descubre en un sueño 
Innegablemente real 
Zakin…


Gustavo Vaca Narvaja 
Neuquén, Argentina

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